EL MUNDINOVI

A espanto de biseles ella se derrama piedra de torrente
De un sol congelado misterioso día de desierto
Con cuerpo por ojos de exidio se imparte aroma
Efervescente entrecubierta instintiva claridad
De sus redes de sus propios venablos de un terror
Contable bosque y ansia que las devoren
Abanicos perteneces a la muerte que atrae por reflejo
Que divides sed para coger aves interpretadas
La orden fría la rígida señal de papel bebedizo
A la pasión negra aguarda ferocidad axioma
Transición de la vida sin transmitir en ese momento de huye
De emigración paso por paso y herida por herida
Reincidencias entre islas que ahora
Emergen con sus tentáculos su voz la lentitud
Y salvas y amas hieres entre reflejos
En un registro de mar con ojos a los pies
Brota la superficie por la luz de azufre
Y te transforman en vetas de aire sin curiosidad
Inmoral detenidas espinas que un error conduce
Aire saturado de fantasmas ya disponibles
Para embarcarse y arar la tierra y vivir en castillos
Y mezclar el humo de los nidos con desesperación
Viviente toma mandrágoras malva-real de esta marina
Mira sus plumas de ahogo que caen del cielo remecido
Avahe su semblante que auxilias el avambrazo la garganta
La mano óptica los pies blancos la luz embellecida.

 

De El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1940.