MAQUINA SIMPLE

I

Una llamarada igual a todo signo
Una ráfaga de éter brilla en un suspiro
La luz roba a su cuerpo roba como un tumulto
Un tábano de amor ronda con tormento.

Espera sin callar
Sin correr sin oír a los ciegos
El ciego cree y tú pasas su cumbre
El nadador nada sabe salvo tú pereces

La ciudad nupcial camina
Por un tapiz de yodo
Es ahí donde quiero que toda luz se apague
Es ahí donde quiero que toda luz transforme
A toda luz empiece a pronunciar
A oír sin verte
A unificarte a comprenderte tánnico.

II

Lo que es aún el cielo muerto
La desconocida quimera con reflejos comprometedores
Con facilidad el amor si es demasiado tarde
El día espero el final todo al furor
Al conocimiento nada para la grandeza para la condición divina
La libertad paralizada
La peste con su nombre en los ojos
Sin que esto sea enumeración de los cinco sentidos.

Las jóvenes en el sueño viven retiradas
Ellas prohíben el amor negro las manos árticas
Desean las miradas de rara justicia
Una diversidad de amantes en el cuerpo propio
Son ilusorias muertes son refrescantes
Son inteligentes son sangre galvanizada
Mientras entregan
Una vía de magias particulares.

 

De El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1940.