UN DÍA POR LA NUBE
 
Un día por la nube y otro por el espejo
La noche lanzaba sus nuevas promiciones de jóvenes mujeres al amor
Y el sueño se hojeaba de atrás para adelante como una revista ilustrada
Un marco de gladiolos encerraba la idea más juvenil del nido
El mar pasaba Por la rueca la luz del faro
Los soldados de la libertad iban a decir no a los fantasmas de la esclavitud
Las estrellas sabrosas cuajaban la leche en un postre riquísimo
Todo el cielo todo el cielo era un porta-aviones de luciérnagas
En la alquería un caballo olía el heno voluptuoso
El polo norte apretaba sus dientes a la llegada de la brújula
Aquella tarde yo había besado la mano de una dama más pura que el tarot
Y de ese beso nació la idea de preocuparme algo más de la poesía
Ella me hablaba de su vida con esa manera que tienen los gatos para abrir las puertas
Los trenes eran muy largos aún para los niños
Tres muchachas danesas se paseaban por las calles céntricas
 
Un día por el espejo y otro por la nube
Y un día también por este día en que he sufrido tanto
Dieciocho hadas tendían dieciocho ruecas a dieciocho caminos
Y era un tapiz volante el que ofrecía en un relámpago la imagen solidaria de la vida
Los relámpagos se ofrecían sonrientes a un cielo estacionario
Bien pasajero le dice la madre al niño
Hemos llegado a la estación de las nieves eternas
 
En la emboscada de la fiebre
La ciega juventud abría sus párpados
Mientras el pájaro mira hacia atrás todas sus alas vuelan hacia delante
Léeme esta carta yo soy una pobre ciega y la juventud se reía de que la creyeran ciega
El mar alegre ya nada recordaba de sus años de hambruna
Y por mucho que el aceite derramara en él su calina ficticia
El sonreía seguro de su poder
Y la juventud no es más ciega que estos ojos claros de mujer desnuda

 

De La gran vida, Le Grabuge, Santiago, Chile, 1952.