EL FAMOSO LABERINTO
 
Y por fin por fin después de tantas páginas en blanco apareces tú mi bella jardinera
Bella como una rosa que resuelve de una vez por todas todo el laberinto
El laberinto desciende por una escalera de caracol al encuentro de las bañistas
Y ellas retornan a la playa con el aire de venir desde otro mundo
El cual les ha enseñado todos los secretos de éste
 
Un cielo a lo Miró deja intacto sus colores para la noche próxima
Después de haber preparado el carruaje las flores retornan a la boca del lobo
A causa de la ambigüedad del jarrón
A causa del dragón ellas retornan a la nieve que cubre la avenida
Agrupándose en ramos que jóvenes deshollinadores ofrecen a los escasos transeúntes
Flores de la piedad la noche se apresta a gritar como el azufre
 
Cuando la tempestad se inspira en el espejo
Teje con ese espejo un traje de sirena
Todas las sirenas a merced de ese espejo vuelven al punto sus miradas
Sobre ese roquerío donde expira la tarde
Ellas se dejan mecer con la ciencia abrupta de los truhanes en la mesa de billar
Sin entender una palabra de la vida
Ven la hilera de árboles pintados hasta la mitad con pintura blanca para que no suban las hormigas
De un dique a otro
Y los vestidos de estas jóvenes se filtran en el amor
Y cuando quisimos participar nuestros recuerdos
Desgraciadamente ya era demasiado tarde
 
Para disfrutar de los últimos fuegos de la costa
Nosotros nos empeñamos en creer en un sol absurdo
Las golondrinas más livianas que su sombra
Se empeñaron en requerir del oro un cielo para siempre
 
Con una prisa de viento lanzándose sobre el sombrero más indefenso que un gorrión
Y dejando sólo tres o cuatro enigmas a disposición del día
Machacando un extremo del lápiz con los dientes
Para aquilatar el valor de las respuestas
 
Mientras contemplamos aquellas nubes de madera
Que de lejos nos parecían bosques de bruma
La puerta vidriera se había roto con estrépito
Mujeres extasiadas mirando un insectario
Oh tú la que tuviste la razón
Vuelve a subir por ese camino abrupto
Que conduce a la casa llamada melancolía por Charles d'Orleans
Vuelve por última vez tu cabeza para guardar para siempre el recuerdo de ese río
Al que tú no volverás a ver nunca más
 
Por un instante vimos a la bella jardinera diciendo amor en el más puro sentido de la noche
Las futuras entrevistas iban a verificarse solo una vez que ella abriese la ventana
Y arrojase un ramo de claveles al estanque
Inútil es, agregar que ese estanque estaba totalmente escarchado
Dejando tan solo una ranura
Justo en el sitio donde puede suponerse que naturalmente estaba el corazón
 
Con sus faltriqueras llenas de oro
El árbol se columpia voluptuosamente
Sin que la colina haya dejado de tener razón
Evaporando sus pájaros que de nada se han dado cuenta
Y proceden como todos los días
Amando despertando soñando y comiendo
 
Nos dimos la razón con dos palabras
Y amor mío fue durante un tiempo lo que más sabíamos decir
Tumbados de costado
Los sueños se nutrían de candor de nieve del infierno
Estas nubes de madera arden siguiendo el orden de la lluvia
Ellas aguardaron el alba a causa de la escarcha sobre el puente
Con gran estupor de los carpinteros que regresaban del trabajo
 
Ellas atisban la pasada de los beduinos
Y leen a Charles d'Orleans y a Marie de France
Mientras esperan que los carpinteros terminen la levantada de las horcas
 
Otras noches la noche mostraba sus pensamientos al desnudo
Y el horizonte cerraba a prisa su carta cuyas palabras eran más livianas que la tinta
Apretando los dientes
Hundiéndose dichoso en ese baño hirviente
Soltando sus amarras
Acumulando sus recuerdos
Exactamente como se procede antes de amar
 
Las olas atisbaban a las aves de números dorados
Y la escala que adosamos al muro se había convertido en nuestra propia memoria
Para hacernos sobrevivir nada mejor que esta estrella o que esta otra
Nada mejor que este mar o que este laberinto
Nada mejor que este cielo negro o que este cielo azul
Nada mejor que esta mujer eterna o que esta noche breve
¡Ea encended todas las lámparas! tal como yo exclamaba hacia 1934
 
Sin suspender por un instante la narración del relámpago
Con ese gesto clásico del peregrino que se despide de su familia
Agrupada en el umbral de la casa
Y echándose al hombro su saco de viajero y mirando hacia atrás con los ojos llenos de lágrimas
Tal como en esos grabados perentorios que nos ofuscaron en la infancia
Hasta que llego ese relámpago a complicarlo todo
 
Con la ayuda de ciertas gaviotas y bajo el control de ciertas nubes
Ciertos fuegos buscan ciertas formas
Para adentrarse en el corazón de ciertas muchachas
Echando chispas
Todo el sol no era para nuestros labios más allá de una cereza
Por lo tanto los bosques espadachines habían sepultado las guadañas
En honor de la hija de Saint Pol Roux cuyo nombre es Divina
Y aunque de esto no haya pasado mucho tiempo una leyenda feroz ha enriquecido al mar
Un mar de cal y canto
Sin ninguna salida

 

De Poemas: 1934-1959, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1959, 147 p.