SAN JUAN DE LA CRUZ  
 
Pájaro sin color determinado
de tanto unirte al cielo a toda hora,
baja hasta el mundo tu fascinadora
canción, y canta en todo fascinado.

 Opera con la gracia y el pecado,
con la sombra del mundo en esta hora,
opera con el alma encantadora
y con el cuerpo del mortal anclado.

 Es la hora ésta, pues, que ya levante
el alma la canción como su vuelo,
rumbo al oriente de su paraíso.

 Ayúdala, por fin, que no la espante
dejar esta miseria de su suelo,
¡oh San Juan de la Cruz, uno y diviso!

 

De La casa fantasma, Santiago. Luis Rivano Editor, 1962