LOS ESPEJOS
 
Los espejos evaporados que entonces
sustituían a puertas de vaivén,
esos espejos rondaban a la muchacha,
como alas de la sal volando en el desierto.
Un hombre llegaba de tan lejos,
inmóvil frente a ti,
él te interrogaba, los espejos respondían,
movían sus alas los espejos,
ellos respondían con un vaivén de imágenes.
 
Los espejos imitados por las aves
se desplazaban, raudos, por el cielo,
se desplazaban con un vaivén de amor,
ellos siempre parecían lucir sus alas nuevas,
como los sueños de sal de la muchacha.

 

De Memorándum mandrágora, Revista Atenea, N°452. Universidad de Concepción, 1985.