EL DIVULGADOR A LÁMPARA
 
Los que fijen sus ojos
Los que renueven sus manos y su garganta
Perdida de los bosques
Salen a la noche del furor
Al misterio opaco
Salen de sus sentidos
Los que pidan una coincidencia
Semejante a toda horrible búsqueda
A toda intoxicación de ala librada
A toda presencia que escucha al amor
A toda intransigencia en el azar frenético
Ella no suprime las encrucijadas
Ni la desconocida fuerza del relámpago
Inútil disidencia
Ella no entra en la copa
Siguiendo al agua
Este valor nos queda reservado
Este valor de dobles espinas
Y mirar y mover las manos y juntar la garganta
En abismo y pureza
En bosque isleño
Este valor este amor esta respuesta
Esta errante profecía esta memoria esta pregunta
Este día esta tarde que hace lucir la daga
Nadie da un paso en medio del sopor de las cascadas
Nadie responde nadie pregunta
Nadie veda la respiración a la muerte
Yo sé la precisa mujer olvidada
Yo sé la que hace estallar el mundo como una moneda
La estación feliz por sus ventisqueros la estación desgraciada
La estación angélica y la fluye
Con eternidad y error de una pequeña razón humana
Y amorosa.
 
 
 
II
 
Las mujeres yo te amo
Cruza su rostro aire diametral
Duerme hasta romper sus propias facciones
Sus propios vestidos que el aire rompe a reír
Rompe a desafío de paloma y cerdo
A facción de magia
De estrella que se azota con delicia
Con descubrir un castillo al pie del ala
Yo entro sin ramajes de alfombra
Mi pie mi mano te amo
Subes con el furor silencio
Subes con tu rostro extiende
En el aire desamanece un niño hace mierda
 
 
 
III
 
Sólo un fanal de fuego
Un abismo que llega a las visiones
Tú abusas de la vida
Tú ríes sin ceder
Tú disipas los rayos.
Esto llega a ser en un instante
Tus facciones.
Piedad bella anarquía
Piedad que acoges
Que compartes que sueñas
Una mujer similar
Sin que tú pongas nada de mi parte.
Tus ojos como un medio de reír de sobrevivir
En un instante fusionado a un siglo
A un golpe de muerte adorada tuya sobrenatural
A un desdén de pasión te repites de fuego.
Brotas de tus ojos el mar se hace de piedra
La estatua se hace de éter el hombre se hace múltiple
Mujeres reunidas os conozco
Mujeres únicas os encanto
Nadantes os conduzco
Muertas os fascino
Vivas os hiero ausentes os reclamo
Pensativas os interrumpo dormidas os perfumo
Dame tus ojos con prisa de muchedumbre.

 

De Revista Mandrágora. Número 2. Santiago, Chile. Diciembre de 1939.