MANDRÁGORA: LA RAÍZ DE LA PROTESTA
O EL REFUGIO INCONCLUSO

Luis G. de Mussy Roa

"Tened presente siempre las palabras del autor de Los Cantos de Maldoror: La misión de la poesía es difícil.

Ella no se mezcla con los acontecimientos de la política, con la manera en que se gobierna un pueblo, no hace alusión a los periodos históricos, a los golpes de Estado, a los regicidas, a las intrigas de cortes. Ella no habla de las luchas que el hombre emprende y sólo, por excepción, con el mismo, con sus pasiones. Manteneos puros, libre de todo compromiso, libre de toda contaminación. Buscad lo desconocido, penetrad en el misterio. Huid de los concursos, de los premios literarios, de la lepra y de Neruda.

No quiero yo deciros que os mantengáis indiferentes a los acontecimientos históricos o políticos: ello sería absurdo e imposible; pero que vuestra poesía no se mezcle a tales cosas, ni que sea el vehículo de propaganda de tal o cual credo político, que respetable que os parezca. ¡Seguid las enseñanzas de la Mandrágora".

Enrique Gómez Correa.


Capítulo IV:
Mandrágora:Una constelación de poetas negros.

"La influencia de Mandrágora, como ya he dicho, es secreta, sus adeptos mantienen el secreto"
Enrique Gómez Correa.

 

4.1 Para partir. Algunas referencias.

La constelación poética "Mandrágora" apareció en la escena santiaguina el 18 de julio de 1938, día en que el grupo realizó su primer acto público: un recital poético en el auditórium de la Universidad de Chile. Ese año, en diciembre, se materializó el primer cuaderno de la revista del mismo nombre. A su vez, se editaron otras publicaciones como "Ximena", "Leit Motiv", "Gradiva" y un número del Boletín Surrealista. Salieron siete números de Mandrágora; dos de Leit Motiv, uno de Ximena y uno de Gradiva. El último ejemplar de la principal publicación es responsabilidad exclusiva de Enrique Gómez Correa quien fue el único participante. Otras manifestaciones importantes de esta cofradía, fueron las conferencias y los recitales poéticos que llevaron a cabo; particularmente destaca la serie de tres conferencias leídas en la Universidad de Chile en 1939 tituladas "Defensa de la Poesía"; cada uno -Arenas, Gómez Correa y Cid- hizo su propia presentación. En lo referente a la obra personal de los cuatro integrantes principales, podemos señalar que Braulio Arenas realizó "...un considerable número de obras en todos los géneros literarios. Publicó 15 libros de poesía, 10 novelas, siete ensayos, 5 relatos, 3 obras de teatro, y un centenar de artículos periodísticos"[1]. Enrique Gómez Correa publicó más de veinte libros de poesía, dos ensayos, una obra de teatro y una serie de traducciones. Por su parte Teófilo Cid, concretó siete impresos: cuatro de poesía, uno de cuentos, una novela y una obra de teatro[2] como también una gran cantidad de crónicas. "El delfín" - Jorge Cáceres- si bien fue el más exiguo con cuatro trabajos poeticos y una serie de contribuciones a diferentes revistas surrealistas internacionales, es preciso consignar que la calidad de sus trabajos es notable, siendo uno de los representantes más valiosos dentro del surrealismo chileno. Así mismo, se hicieron tres exposiciones surrealistas: una en la Galería Dédalo (del 22 de noviembre al 4 de diciembre de 1948), una en la Biblioteca Nacional (del 22 al 31 de diciembre de 1941) y otra en la Galería Rossenblat (1943).

Estos personajes levantaron arengas, provocaron escándalos, criticaron la poesía y la sociedad como a muchos escritores e intelectuales del momento. Famosa fue la pelea con Neruda, días antes de que este último partiera en misión diplomática a México[3]. En palabras de otro de los que participó de esta aventura poética, "...como en los actos-terroristas. Recuérdese el famoso episodio del Salón de Honor de la Universidad de Chile cuando Braulio le arrebató a viva fuerza el discurso que Neruda leía como despedida del país ante la admiración de sus oyentes, alcanzando a arrojarlos en pedacitos al toro de ese público por encima de un piano, segundos antes de ser devuelto a su butaca por el aire, merced al despiadado punch de un nerudiano boxeador, harto elocuente"[4]. A su vez, es importante recordar que los "tres mosqueteros" -como los llamaba Winnet de Rokha- desarrollaron grandes contactos con connotados representantes del surrealismo internacional como André Breton, Benjamín Peret, Jacques Hérold, René Magritte, Víctor Braumer y Eugenio F. Granell entre muchos otros. En este sentido, su acción fue muy elitista. Nunca pretendieron la acogida masiva de sus propuestas. Su trabajo, si bien aun es desconocido en Chile, fue de gran significancia para las letras nacionales ya que marcó un hito decisivo en la forma de plantearse frente al medio intelectual como también ante a la obra artística en sí misma.

Como hemos visto, el grupo nació en el marco de lo que se ha denominado como la Generación literaria de 1938, el periodo de entre guerras y la gran efervescencia interna del país desde fines de la década del veinte hasta 1938. Antecedentes que explican, en alguna medida, gran parte de las críticas que estos escritores le hicieron a la realidad que los enmarcó. No fueron condescendientes con el contexto particular que les tocó vivir mientras fueron jóvenes; por el contrario, lo rechazaron, no quisieron ser parte de él. Sus expectativas eran mayores, su deseo era -literalmente- cambiar el mundo, partiendo por y desde Chile.

Clara la perspectiva, asumido lo de los cambios culturales y conflictos bélicos durante las tres primeras décadas, como lo de la vanguardia artística e internacional en el mundo y en nuestro país, y lo del conglomerado de intelectuales y artistas en Chile que se generó en la década del treinta, es que creemos posible -ahora sí- hablar del núcleo poético surrealista chileno Mandrágora.

 

4.2 Los orígenes.

En esto de los orígenes de Mandrágora, es importante que nos ubiquemos a comienzos de la década del treinta, época en que -seguramente por obra del "azar objetivo"[5]- se reunieron los primeros tres componentes alquímicos de lo que posteriormente fue la oficina surrealista chilena. Particularmente, en la ciudad de Talca, en el preciso espacio de los patios del Liceo de Hombres, por donde "vagaba en los recreos, mechas de clavo, Teófilo Cid. Su pelo erizado de entonces no le vedaba sorber el dulce veneno"[6]. A esta misma institución, evocada -citando, sea de paso, a Braulio Arenas- por el conocido escritor nacional "Filebo", en el Diario Las Ultimas Noticias, es a la que debemos dirigir nuestros ojos para encontrar a los mandragóricos en sus inicios literarios. "El recuerdo del viejo Liceo de Hombres de Talca (fundado en 1827) no deja indiferente ni a Braulio Arenas, escritor poco adicto por lo general a las endechas:

Con esta intención queremos rememorar ahora en vetusto y, a través de él, retrocedamos (si esto fuera posible) hasta aquel año de 1932, en el que, junto a Teófilo Cid y Enrique Gómez Correa, concurríamos, para mal de nuestros pecados, más que a las doctas enseñanzas de los profesores, a las primeras reuniones del grupo Mandrágora. Era de ver a Cid, entonces, de correcto traje negro y sin ninguna flor del mal en la solapa, adelantarse hacia las candilejas, en plena noche de gala de la fiesta primaveral, para cantarle a la soberana:

Pero dentro de cada corazón de veinte años
nuestra ilusión de octubre tejerá una guirnalda
de saudade en la rueca trivial del desengaño.

Y el Liceo de Talca tiene ya un respetable siglo y medio de experiencia bajo su techumbre"[7].

 

En palabras del mismo Gómez Correa -extraídas de la conocida entrevista que le realizó el crítico Stefan Baciu, en su libro "Surrealismo Latinoamericano Preguntas y respuestas"- y con el objetivo de fijar, de algún modo, el inicio de esta aventura literaria, rescatamos lo siguiente:

"S.Baciu: ¿ Cómo y cuándo se fundó la Mandrágora?

E.G.C. : El azar ha jugado en la vida del grupo Mandrágora un papel fundamental desde su fundación. Fue el azar el que hizo que sus tres fundadores nos reuniéramos durante los años 1932 y 1933 en Talca, ciudad volcánica, ubicada en la zona central de Chile, para estudiar en el liceo de esa ciudad. En aquel entonces Talca presentaba un marcado estilo feudal, en cuanto se refiere a sus costumbres y a su estructura social. Braulio Arenas venía de la Serena, vale decir del Norte Chico, cuya región se caracteriza por sus minas y los buscadores de metales. Teófilo Cid llegaba desde Temuco, o sea de la parte sur del país, bien característica por su frondosa vegetación y por sus lluvias. Y yo, que era de Talca, que sobresale por sus temblores y terremotos y sus abundantes viñedos. Así Arenas aportaba los metales, Cid el elemento vegetal y el agua y yo el alcohol y la violencia telúrica. ¡Misterio!, ¡Misterio alquímico, del cual saldría la Mandrágora! Ahí precisamente tuvieron lugar nuestros primeros encuentros, los que después se continuarían en Santiago, en donde estudiamos mucho, convirtiéndonos en devoradores de bibliotecas públicas y privadas y en donde también terminamos por adoptar una posición común frente a los fenómenos políticos, sociales y culturales que se desarrollaban entonces en Chile y en el mundo en general. Eran tiempos de Guerra Civil española y los tiempos del Frente Popular, cuya fórmula había triunfado en Francia, España y Chile. Vicente Huidobro publicaba la revista "Total" en la cual colaboramos. Nuestra primera manifestación pública la hicimos con un recital poético en el auditórium de la Universidad de Chile el 18 de Julio de 1938 en el participaron Arenas, Cid y yo"[8].

Al respecto, Braulio Arenas también tiene su opinión acerca de esta especial reunión talquina. Dejemos que el Premio Nacional describa el encuentro: "Años atrás, y esto para dejar las cosas en claro, Enrique Gómez y yo habíamos intercambiado las primeras ideas en cuanto a una organización terrorista: terror, sentido amenazante de la existencia, amor, poesía, libertad, revolución, videncia, automatismo, actos negros, entusiasmo, pureza, sueños, delirio, sabiendo que Teófilo Cid nos concedía el número (número mágico naturalmente, número involucrado en la trigonometría del espíritu surrealista), el número necesario para sesionar, pues sus sans facon nos prometía inaugurar espectacularmente un ciclo de provocaciones directas a la realidad. Así mismo recibimos complacidos la visita de Jorge Cáceres -¿y me atreveré a decir que ahora está muerto?-, pues con él todo calzaría perfectamente: el manojo de llaves con la puerta secreta, el amor con la mujer, el misterio con la vida, la mandrágora con el mundo material"[9].

En cuanto a la actividad que desarrollaron Arenas, Gómez C. y Cid en la ciudad de Talca, podemos señalar que publicaron artículos en una serie de revistas que ellos mismos crearon y en periódicos de la misma ciudad[10], tradujeron a varios románticos alemanes y franceses. Así mismo, como señala Gómez C., los mandragóricos se hicieron notar desde un comienzo. Si Talca fue Zurich, Santiago será su París; "Imagínese que Talca era una ciudad feudal. Cualquiera que fuese distinto se lo señalaba con el dedo. Nosotros hicimos época, sacudimos Talca. Teófilo coronó una reina, Arenas otra y yo, para no ser menos, me coroné a la reina del portón, por que su padre tenía un portón grande... (sonríe pícaro). Todas esas niñas eran muy de sociedad y nosotros nos reíamos de todo eso"[11].

Especial rol cumplió el hermano de Braulio Arenas: Alberto[12]. Profesor de castellano del liceo; fue él quien introdujo gran parte de las curiosidades intelectuales y estéticas a los posteriores integrantes de la cofradía surrealista santiaguina. Bajo su influencia, como señalamos, tradujeron a Goethe, Von Armin, Nietzche, Baudelaire, Rimbaud, Blake como a muchos otros importantes pensadores y poetas. A su vez, es por esta época, que Gómez Correa gestó la revista "Dirigible" donde colaboraron, varios otros estudiantes del liceo. Talca fue la cuna, el lugar de inicio, el bautizo literario de estos escritores. Como señala el amigo de Enrique Gómez Correa, el escritor Enrique Lafourcade, Talca fue "el alvéolo, el capullo nutricio de Mandrágora, un instante de profunda libertad de nuestra literatura. De profunda honra en nuestros literatos. Había orgullo, soledad de buena clase, amor por su trabajo. Gran parte de la felicidad de un escritor empezaba y concluía en el acto mismo de la escritura... los mandragóricos Braulio Arenas, Enrique Gómez-Correa y Teófilo Cid soñaron con la nueva vida. Donde Nadja estaba esperándolos... Todo pasó en Talca... Allí comenzó algo importante, en la plaza de Talca, en "El chino León", un tugurio donde Teófilo Cid aporreaba un viejo piano y los mandragóricos cantaban: Yes, sir, she is my babe..., mientras por la gran plaza académica con sus camelias, paseaban litúrgicos, circulares, Donosos académicos y Nadja que observaba todo desde una ventana del Gran Hotel, desnuda, sísmica, se reía a gritos.

Y don José Donoso Yáñez, al advertirla, entre tartamudeos e hipos llamaba a los carabineros"[13].

4.3 Un Cuadro de ideas.

Algunas definiciones. No se contraponen, se complementan. N° 1: "La mandrágora es una planta de la familia de las solanáceas, cuya raíz tiene una conformación humana. Cuando esta raíz es negra tiene la forma de una mujer, y cuando es blanca representa a un hombre. No se la puede arrancar directamente desde la tierra, bajo pena de morir inmediatamente. Pero quien logra la posesión de la mandrágora tendrá el poder, el amor, la riqueza y el conocimiento"[14].

N° 2: "La mandrágora ha sido siempre muy apetecida, porque se le confieren virtudes afrodisíacas. Sin embargo no habría que entusiasmarse con sus posibles cualidades que favorecen la actividad sexual, ya que es venenosa y sus flores de olor desagradable. Se trata de una yerba solanácea parecida a la planta del tabaco de hojas grandes y onduladas que contiene una savia mortífera. Estas peligrosas características le sirven para defenderse de cualquier asedio indiscreto, miradas inoportunas y hasta de la proximidad de otros vegetales. Pero lo más simbólico de la mandrágora reside en su raíz que posee una conformación humana que determina su sexo. Se la cataloga como masculina, cuando sus raíces tienen una similitud con el rostro y las barbas de un anciano y femenina cuando las mismas representan a una curvilínea mujer con los brazos en alto. Dice la leyenda que aquel mortal que tiene la ventura de encontrar una mandrágora en su camino, debe someterla a determinados exorcismos para apoderarse de sus sortilegios. Este conjuro consiste en visitarla a medianoche sin más compañía que un enorme perro negro y arrancarla de cuajo para así lograr poderío, dinero y amor"[15].

N° 3: "La raíz de la mandrágora, mencionada tanto en el "Génesis" como en el "Cantar de los Cantares" de Salomón, gozó de una amplia reputación como afrodisíaco hasta por lo menos el siglo XVII. En hebreo, mandrágora se dice dudaim, palabra parecida a dudim que alude a los placeres del amor... También los griegos eran grandes entusiastas de las propiedades de la raíz de la mandrágora. En el siglo VI a.c., el matemático y filósofo Pitágoras la denominó así por su parecido con las partes íntimas masculinas, y el físico Dioscórides decía que era un ingrediente clave en los bebedizos amorosos"[16].

N° 4: "Mandrágora, nombre que equivale al de "mandragore", "Alraune", "mandrake-insane root", la mandrágora officianalis de los países mediterráneos, planta solanácea como la dulcamara, la patata, la tomatera y el tabaco, tradicionalmente asociada con el culto de Afrodita, la hechicería y la magia. Como la raíz bifurcada de la mandrágora se asemeja a la forma humana, de hombre o de mujer, y contiene alcaloides de virtudes narcóticas, soporíferas y afrodisíacas, el folklore europeo la envuelve en historias y leyendas. A la planta también se le atribuye la capacidad de conceder extraordinarios poderes mágicos tales como la invulnerabilidad, la fertilidad, la suerte o la virtud de hallar tesoros"[17].

N° 5: "Ahora bien, ¿qué es la mandrágora? Según la describieron los botánicos antiguos, Dioscórides y Plinio entre ellos, la mandrágora es una planta de la familia de las solanáceas, cuyo tubérculo puede ser de color pardo oscuro o blanco. Según sea su color la raíz adopta la figura de un hombre o de una mujer. La mandrágora negra, que es la femenina, posee, de acuerdo con una leyenda milenaria, virtudes mágicas extraordinarias. Algunos autores aseguran que el filtro obtenido de la cocción del tubérculo ciega los ojos de los maridos y convierte a éstos en dóciles y mansos. El maestro Machiavello escribió una comedia sobre ese frívolo encantamiento de la mandrágora y Crommenlink, más tarde, su no menos célebre "Cocu magnifique"... Según la leyenda, la mandrágora crece al pie de las horcas y constituye el fruto sombrío de la postrera simiente del condenado, caída al suelo cuando el cuitado se debate en las convulsiones finales de la agonía. Para arrancar la sobrenatural vegetación se requiere la presencia de ánimo y el valor de una virgen, la cual debe en ese instante olvidar todo prejuicio, tanto de pudor como de clase. Para evitar que los lamentos del hombrecito arrancado de la tierra enloquezca, privándola de las fuerzas necesarias para recabar la tarea, la joven debe ser ayudada por un perro fiel. El perro con sus fieros colmillos desprende la raíz y cae muerto, recibiendo en su inocencia el implacable castigo de la temeraria osadía... La mandrágora, a seguidas, se pinta con hierbas mágicas y una vez provista de facciones humanas se transforma en fiel dispensadora de amor, del poder y del oro"[18].

Para nuestro caso en particular, Mandrágora -con mayúscula- también significa muchas otras cosas. Por ejemplo: un conjunto humano muy singular tanto por sus integrantes como por sus propuestas y realizaciones, una revista del mismo nombre, más revistas, grandes polémicas, un profundo desconocimiento de lo que fue la expresión surrealista en Chile, un quiebre radical con la forma de querer percibir y aprehender el mundo y su realidad entre los años 1938 y 1942. Fue literatura "underground" con una serie de "libros brasas" como dice el escritor Enrique Lafourcade. A su vez, este núcleo de poetas fue también: Poesía Explosiva, libertad, liberación, culto, muerte, ocultamiento, fue mantener un bajo perfil, significó no perseguir premios ni reconocimientos, fue completamente anti Neruda. En fin, para nosotros, el grupo Mandrágora significa todo lo anterior y muchas otras cosas más.

 

4.4 La primera elección.

En cuanto a la elección del nombre del grupo, podemos decir que existió una polémica entre Gómez Correa y Arenas. Mientras el primero quería el nombre Mandrágora, el segundo se inclinaba por Alraune. Por lo visto fue el mismo Huidobro quien solucionó el problema; era la época en que estos escritores participaban habitualmente de las reuniones -las noches locas de las que habla Volodia Teitelboim- que se efectuaban en la casa del poeta creacionista. Habla Gómez Correa: "Entonces yo le dije: Arenas, tenemos una palabra que es maravillosa y que corresponde al latín, Mandragore en francés, mandraque insane root en inglés. Mandrágora tiene un techo enorme de cosas. A lo que Arenas contestó: Entonces ¡Que Vicente Huidobro dirima el pleito! Que haga su opinión Vicente"[19]. A lo que el poeta-mago contestó, "Oiga Braulio para qué se está haciendo el alemán, usted no es alemán y no tiene cara de alemán así que para qué le pone "Alraune". ¡Póngale Mandrágora!

Y así salió el famoso primer número de la Mandrágora y en el cual también colabora Vicente Huidobro"[20].

No obstante lo anterior, y con la idea de equilibrar el debate, es deber mencionar la opinión de Teófilo Cid al respecto, "El nombre Mandrágora nos había perseguido desde las profundidades de la infancia, en forma coincidente, como si se tratara de una especie de misterioso lugar geométrico, destinado a unir nuestros esfuerzos. Tanto Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa, como el que escribe estas líneas, habíamos sido seducidos por un extraño film rodado en Alemania mucho antes de que el demonio del fascismo hiciera presa de esa nación. Aquel filme, exhibido en los cinematógrafos de Santiago y de provincia, se llamaba Alraune, es decir, Mandrágora en la lengua de Goethe... Aquel nombre foráneo tenía, además, el mérito de revelar en parte nuestro pensamiento central. Nosotros también estábamos dispuestos a emprender una romántica aventura en busca del poder, el poder supremo, el que concede el don de la palabra... Fue la lectura del relato escrito por Achim Von Armin, uno de los grandes del romanticismo alemán, lo que nos decidió, por último, a adoptar definitivamente la extraña designación"[21].

Finalmente, queremos citar a uno de los más connotados representantes del surrealismo en Chile, Ludwig Zeller. Para él, al igual que para Klaus Muller Bergh y Teófilo Cid, lo más probable es que el nombre Mandrágora, Alraune o Mandraque insane root, haya estado en el ambiente intelectual del momento, "...en los años treinta hubo una película, basada en una novela de Heinz H. Ewers bajo el título de "Alraune". Fue muy celebrada en esa época y no es raro que Braulio haya pensado la posibilidad de que el nombre del grupo fuera éste. Además en esa época el profesor de grabado, Francisco Parada, imprimió en la Escuela de Bellas Artes una serie de planchas sobre el tema de Alraune. He visto hace treinta y cinco años algunas de ellas y me parecieron de gran interés"[22].

 

4.5 Cuatro Biografías:

Braulio Arenas C., Enrique Gómez C., Teófilo Cid V. y Jorge Cáceres.

"La verdadera misión de una biografía -abordar una intimidad humana y profundizar en ella- es algo siempre por alcanzar, jamás hasta ahora colmada y perfecta".

Mario Góngora.

 

"Por mucho tiempo no habrá encantadores en la tierra, pero los tiempos de los encantadores volverán".

Apollinaire.

 

A modo de personalización individual queremos mencionar -suerte de referencias biográficas- algunos aspectos útiles para acercarse a la vida de cada uno de los integrantes más significativos de este núcleo surrealista; incluimos a Jorge Cáceres, quién, aunque se unió posteriormente al comité selecto del grupo, se constituyó en uno de los más significativos representantes de Mandrágora y del surrealismo en Chile. Es importante mencionar, por su necesidad, el hecho de que no hay verdaderos trabajos biográficos en torno a las personas de Braulio Arenas C.[23], Teófilo Cid V. y a Jorge Cáceres[24]. En cuanto a Enrique Gómez Correa, podemos señalar que sí hay trabajos sobre su vida y obra[25].

Para tal objetivo, es importante mencionar que usamos, entre otros, un documento muy escaso, de culto dirían algunos, inencontrable como señala el Profesor Cedomil Goic[26]. Hablo de "el agc de la Mandrágora", Santiago, 1957, Editorial Mandrágora. Testimonio que se levanta como pseudo antología del Grupo.

 

"A"= Braulio Arenas C. (1913-1988).

Como aparece en la "Bio Bibliografía" del libro recién mencionado, Braulio Arenas C., fue "Poeta y pintor surrealista... Promotor con Enrique Gómez-Correa, hacia 1937, del movimiento mandrágora, que pronto iba a agrupar en torno a la revista del mismo nombre a algunos poetas chilenos, entre los cuales, Fernando Onfray, Eugenio Vidaurrázaga, Mariano Medina, Mario Urzúa, Teófilo Cid y muy especialmente Jorge Cáceres, quien a los quince años, asumiría papel destacadísimo en la cristalización del pensamiento surrealista... Dirigió la revista Leitmotiv, en la cual se iba a plasmar de un modo definitivo, e integralmente, el pensamiento surrealista en dicha lengua. Junto con Cáceres, Arenas participa en tres exposiciones, en la Biblioteca Nacional (1941), en la galería Rosenblatt (1943) y en la galería Dédalo (1948)... Entre sus colaboraciones más importantes caben destacarse sus trabajos en VVV (Nueva York), Neon (París), Pro Arte (Santiago), y algunos artículos aparecidos en "El Universal" de Ciudad de México (donde residió por varios meses)"[27].

Nació en La Serena en el año 1913. Estudió en el liceo de su ciudad natal y luego se trasladó a provincia donde concluyó su enseñanza escolar en el liceo de Talca. Gran jugador de ajedrez. Amigo hasta la muerte de Vicente Huidobro. Desde joven se comprometió por completo a la literatura y a los estudios literarios. En este sentido, Enrique Campos Menéndez -otro Premio Nacional de Literatura- tiene una opinión más que clara. "La literatura y Braulio y la literatura de Braulio son inseparables, ambas se confunden encarnadas en un singular personaje. Braulio Arenas es un escritor atípico. Era alto, de anchas espaldas, espigado, atlético; usaba el pelo cortísimo, casi al rape. Le gustaba el deporte, gozaba con el aire libre; pulcro en su vestir, mesurado en su palabra, espartano en sus costumbres; no conocía la envidia y le gustaba hasta hablar bien de sus colegas. En fin fue una "rara avis" entre la fauna de los escritores chilenos"[28]. Dejó la carrera de Abogacía en la Universidad de Chile para dedicarse por completo a las letras. Así mismo, la letra "A" de la antología surrealista chilena -en palabras de Jaime Quezada: "Braulio Arenas La Mandrágora y otros libros"- fue un "escritor ilustrado y culto, lector fervoroso de la literatura chilena y obras contemporáneas, principalmente de los surrealistas franceses. Su obra poética, iluminada con la luz del sueño es muy extensa: autor de más de quince libros de poemas, también escribió novelas, relatos, ensayos, obras de teatro y un centenar de artículos literarios para periódicos y revistas del país y del extranjero... En 1984 recibió el Premio Nacional de Literatura en reconocimiento a su meritoria obra y a una vida entregada enteramente al oficio literario. Murió en Santiago en mayo de 1988, a los 75 años de edad"[29].

Si bien es cierto, que Arenas se alejó -por momentos- de las búsquedas surrealistas, algunos dicen que hasta las negó, es imposible pensar que este escritor no se constituya en un gran representante del surrealismo como de la literatura chilena del siglo pasado tanto a nivel de países como de continentes. Puntualmente, creemos que Gómez Correa fue muy asertivo cuando mencionó que Braulio Arenas fue -en algunos momentos- surrealista a pesar de él mismo. Más que una renuncia, nos parece que este escritor fue cada vez más tomado por la vida, viéndose obligado a distanciarse de la protesta y la crítica que defendió en un primer momento de su vida literaria. En fin, dejemos que el mismo Arenas hable, que diga la última palabra: "Sí nos comportábamos como salvajes, como poetas, y esto porque teníamos esperanzas. ¿Cuántos de esos amigos de aquella hora, en la hora presente mantienen sus mismas esperanzas? Yo no lo sé, pero me asiste la esperanza de que las mantengan todos... Es así, a veinte años de aquel conmovedor suceso, el cual tal vez los comentaristas de la literatura chilena consideren como el suceso llamado mandrágora, es así como a veinte años, sin que la cicatriz se haya borrado, me vuelvo a los jóvenes poetas que arden por atravesar el puente levadizo, y les digo que, sin considerar nuestro ejemplo, sostengan en la palma de la mano esa brasa ardiente el mayor tiempo posible... Y esto sin que por un momento piensen que la quemadura pueda borrar definitivamente las líneas de su destino"[30].

 

"G"= Enrique Gómez Correa (1915-1995).

"Nunca he conocido a un hombre más prodigiosamente
igual a sí mismo".
Braulio Arenas.

En lo que respecta a Enrique Gómez Correa, podemos señalar que nació en Talca en 1915, trasladándose en 1934 a Santiago para estudiar derecho en la Universidad de Chile. Se licenció en 1939 con la tesis "Sociología de la locura"; fue "promotor junto con Braulio Arenas del grupo mandrágora, hacia 1937, y uno de los directores de la revista del mismo nombre, Gómez-Correa ha colaborado activamente en la cristalización en Chile del pensamiento surrealista. Sus poemas y artículos se han reproducido en las revistas del continente americano, entre las cuales, "Mandrágora", "Leitmotiv", "Atenea", "VVV", "Agonía", "La poesía sorprendida", "Total", "Caballo de Fuego", "Pro Arte", "Clío", "Polémica", "Prometeo", "Contemporánea". Gran viajero, Gómez Correa ha recorrido prácticamente toda Europa, América, Africa, el Medio Oriente, y en el año 1956 residió en el Extremo Oriente, India y China"[31].

A finales de los años cuarenta comienza su correspondencia con los artistas del surrealismo en Europa, principalmente con René Magritte, Jacques Herold, Enrico Donati y Victor Brauner. Cabe señalar que todos los artistas recién mencionados, ilustraron diversos libros de E. Gómez Correa. En 1949 viajó a París donde pasó tres años y entre viajes a otros países de Europa, acudió asiduamente a las reuniones del grupo encabezado por André Breton en el Café Blanche[32].

Fue diplomático, funcionario del partido radical, lúcido, alegre, culto, divertido, vital, sobrevivió a la caída de una avioneta en Siberia, padre de cuatro hijos, casado con Wally Bravo. Como el mismo señaló en una par de entrevistas, "Sí, yo no era feo: Un metro ochenta, ochenta kilos, muy bien vestido. Tenía unos abrigos preciosos. Uno negro de vicuña con cuello de astrakán y otro también, con el cuello de visón. Todavía los tengo. Hay que tener personalidad para andar con esos"[33]. A su vez, puntualizó que, "Imagínese fui por tres meses a París y me quedé tres años. Recorrí toda Europa y terminé en el Extremo Oriente. Como diplomático, fui representante alterno de Chile en los organismos internacionales en Ginebra (1966-67). Luego me mandaron de jefe de la misión a Damasco y, entre tanto, debería abrir la misión en el Líbano. Al mes siguiente llegué a Damasco y, entre tanto, estalló la Guerra de los seis días y empezaron los bombardeos. Ahí estuve cuatro años... Antes de mi enfermedad me movilizaba mucho, iba todos los años a Europa o a Estados Unidos"[34].

Ahora bien, es importante mencionar que este escritor fue -a nuestro juicio- el más constante y convencido defensor de los postulados surrealistas de Mandrágora. Si bien es cierto que por muchos años se alejó de la escritura, especialmente durante sus años en el servicio diplomático, la distancia nunca fue suficiente como para llegar a hablar de negación o apatía frente a las ideas revolucionarias de la otrora agrupación que configuró con los otros mosqueteros -Cid, Cáceres y Arenas- de la poesía chilena. De alguna manera, siempre mantuvo esa mirada crítica y de cuestionamiento frente a la realidad propia de los verdaderos escritores surrealistas. Enrique Gómez Correa murió el 27 de julio de 1995 a los 80 años; víctima de un cáncer que lo llevó dos veces a enfrentarse con la muerte.

Teófilo Cid V. (1914-1964).

"Vivió con furia renunciando a todo y cuando una cruel realidad se le precipitaba a la garganta, sus dientes rechinaban".
Enrique Gómez Correa

Teófilo Cid V., nació en Temuco en 1914. Poeta maldito, al más estilo Baudelaire. Su vida fue hacer poesía, con las letras y con la vida misma, en particular con la suya. Radical en su racionalismo a ultranza; definitivo, intransigente, sensible, borracho, vagabundo, abandonó el estudió de leyes y terminó trabajando en el Ministerio de Relaciones Exteriores donde llegó al cargo de Sub Jefe de Protocolo. Si de poetas malditos se trata, Teófilo Cid es su más acabada versión nacional. Porque fue un hombre que tuvo grandes oportunidades: excelente educación, familia acomodada, dinero, prestigio, buen trabajo, reconocimiento. Sin embargo, lo abandonó todo. "Cada poeta maldito tiene su propia historia íntima, intransferible y personal. La de Teófilo es dramática y acaso única. Tal vez ella explicaría que dialécticamente la evolución poética de un joven que lo tenía todo y todo lo perdió por decreto voluntario"[35]. Durante años no tuvo donde dormir. Displicente, discutidor, estoico, pendenciero, colérico, elegante, humilde, magistral; por mucho tiempo vagó de bar en bar, acortando la noche, para terminar al amanecer, sobre el banco de una plaza; dicen que cubierto con su infaltable periódico francés. Poeta, cuentista, columnista del diario La Nación. En 1961 obtuvo el premio Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago por su obra teatral Alicia ya no sueña. Dejemos que el poeta Gómez Correa nos hable de "mon cher Teofile" como le decía Vicente Huidobro. "Junto con Braulio Arenas me uní a Teófilo Cid para crear en vida el mito de la Mandrágora; nos unimos para cambiar la vida, para hacerla resplandeciente, para transformar ese territorio desolado en un mundo alucinante donde ya no se sabría más de frontera entre sueño y vigilia, entre vida y muerte. Te pregunto, Teófilo por tu isla: Un día partiríamos a fundar la ciudad de la Mandrágora, con sus muros en alto, con su plaza de la locura, un poco más allá de la plaza de los alquimistas y del cruce de la razón y la sin razón: he aquí entonces que tú me exigías todo el poder para la Mandrágora... en el amor como en la poesía hay que estar dispuesto a renunciar a todo y él hizo del amor y la poesía una misma cosa. Vivió con furia renunciando a todo y cuando una cruel realidad se le precipitaba a la garganta, sus dientes rechinaban.

Entre él y la tempestad había una seductora afinidad electiva. El aluvión lo incrustó en la estirpe de las mejores cabezas del romanticismo alemán. Obsesionado por la poesía, se negó a hacer concesiones a la vida. Las corrientes de aire, el viento mágico de sus palabras iluminaron la miseria, el hambre y el hielo y como un dandy él se sentaba con elegancia a comer a la mesa de los pobres.

Teófilo, todo está por escribirse. ¿Quién lo hará? -Jorge Cáceres el delfín de la Mandrágora, no alcanzó a hacerlo; Carlos de Rokha, se hundió con sus secretos; y tú, renunciaste a hacerlo: Pero la Mandrágora existe -¿escuchas?, yo te lo digo- y su leyenda correrá de boca en boca, porque tú dijiste hace veinticinco años:

 

"Nada es osadía en este mundo de muertos
"Los ojos se vuelven adelante
"Las bocas se inclinan hacia atrás
"Queda un aire de marina entre los párpados".

Teófilo Cid, queriendo transformar el mundo, has cambiado la vida por la muerte. Teófilo Cid, master de la noche"[36].

No obstante lo evocador de la cita recién expuesta, es importante aclarar que Cid fue el primero de los cuatro integrantes del grupo que se apartó de las líneas surrealistas, llegando a estar para la década del cincuenta, totalmente distanciado de sus otrora compañeros. Al parecer su accionar fue cada vez más ligado a la política y en especial al Partido Comunista, a esto hay que agregarle el hecho de que Cid decidió voluntariamente dedicarse a tomar hasta morir. Como señala Ludwig Zeller, para el tiempo en que apareció el Libro "El AGC de la Mandrágora" (1957), tanto Arenas como Gómez Correa estaban tan distanciados de Cid, quienes al referirse a su ex compañero, en un pie de página, afirmaron que era un cerdo. "Sucede que después del entusiasmo de los primeros momentos, Teófilo Cid se incorporó al Ministerio de Relaciones Exteriores. Andaba impecable de negro, con corbata, era de muy buenas maneras y tenía que atender a los diplomáticos, pero ese puesto lo perdió. Años más tarde, Teófilo tendió influenciado por sus amigos españoles principalmente residentes en Chile, por Carmelo Soria, por José Ricardo Morales, por Balmes, por distintas gentes, a politizarse más. El se sentía solitario, muy rechazado por mucha gente, e incluso se fue alejando de sus propios amigos. Yo te digo que hay momentos en que él está muy en contra de sus amigos de Mandrágora. Por ejemplo cuando Arenas y Gómez publican el "AGC", hay una frase de "Bouldroud" (único libro de Cid publicado bajo la Ed. Mandrágora) con la cual lo quieren insultar. Sucede que él ya vivía muy alejado de Braulio y de Enrique."[37].

Finalmente, creemos que es urgente realizar un trabajo biográfico que de inicio a un verdadero debate en torno a la persona y a la obra de este controvertido y mítico escritor nacional, ya que por el momento sólo existen referencias poco sólidas con respecto al paso de mon cher Teofile.

 

"C"= Jorge Cáceres (1923-1949).

"Cáceres una de las figuras más proteiformes y de las más meteóricas a la vez del surrealismo, junto con Jindrich Heisler y Jean-Pierre Duprey".
Edouard Jaguer.

Aunque no perteneció -desde un primer momento- al sectario núcleo mandragórico; Jorge Cáceres es, indudablemente, uno de los más talentosos surrealistas a nivel nacional como internacional y especialmente dentro de Mandrágora.

Lo llamaron "el delfín". Fue "Poeta y pintor surrealista chileno, nacido en 1923 y muerto en 1949. Participó con Braulio Arenas en dos exposiciones, años 1941 y 1943, en Santiago. Participó también en la exposición de la Galerie Bard (París, 1948), y en el mismo año en la Exposición Internacional Surrealista de Santiago. Colaboraciones suyas han aparecido en Mandrágora, Leitmotiv, VVV y Neón. Publicó los siguientes libros de poemas en ediciones restringidas: René o la mecánica celeste, Pasada libre, Por el Camino de la Gran Pirámide y Monumento a los Pájaros... André Breton, en el ejemplar de uno de sus libros, escribió la siguiente dedicatoria: au loin avec une conscience désormais implacable. Il avati quatorze ans. (Apparitión de Jorge Cáceres dans le surréalisme: 1938 et neige de condor) (El AGC de la Mandrágora, Santiago de Chile 1957)"[38].

No hace mucho, en 1979, el artista y poeta chileno Ludwig Zeller, bajo la Editorial Oasis, publicó los poemas inéditos de Cáceres. Trabajo que se caracteriza por la imaginación y la libertad creativa que transmite. Poesía elevada, para iniciados, de gran entusiasmo por la sublevación contra el orden establecido. También fue poeta maldito.

Murió muy joven, como Lautremont y Shelley. Algunos dicen que se cortó las venas por amor. Lo cierto es que Cáceres murió en una tina bajo circunstancias no dilucidadas[39]. Según Zeller, Cáceres falleció a raíz de un infarto, provocado por exceso de entrenamiento de ballet.

Como recuerda Nicanor Parra "...él empezó a circular con nosotros a fines de la década del 30, en un lugar que llamábamos El martillo en el Internado Nacional Barros Arana. Ahí nos reuníamos Jorge Millas, Carlos Pedraza y Luis Oyarzún, entre otros. También estaba el teatro griego que funcionaba en el pabellón de dibujo del Barros Arana. Jorge Cáceres y Luis Oyarzún eran regalones de Pablo Neruda, salían a recorrer librerías de segunda mano. Era la época en que Jorge Cáceres tenía que ver con Rafael Alberti y Federico García Lorca. Yo tengo en mi biblioteca un libro de ese tiempo. Escrito a máquina y empastado por él mismo. Después Braulio Arenas, continúa Nicanor Parra, lo convenció de que nosotros éramos unos analfabetos y se sumó a Mandrágora. Y Mandrágora era anti Neruda, por lo tanto pasó a estar en contra de Pablo Neruda. La idea que flotaba en esos años era que el poeta de la Mandrágora era él. El espíritu santo estaba con él"[40].

Jorge Cáceres marcó un hito en la poesía de Chile por más que el silencio haya cubierto su obra por casi medio siglo. Murió a los 26 años. "Cómo es posible que Jorge Cáceres sólo haya venido a decirnos adiós"[41].


4.6 Mandrágora: Cuatro poetas consecuentes.

"REVOLUCIÓN, palabra maravillosa, conocemos demasiado bien vuestras seducciones y vuestros desvelos. ¿Quién mejor que nosotros los poetas hemos sentido el peso de la angustia al estrechar vuestras manos y despreciar al mundo circundante con un gesto olímpico? Sabemos también que tú eres como el pájaro azul que en los momentos que nos parecía teneros para siempre en nuestras manos tú huías hacia las regiones más inauditas del pensamiento".

Enrique Gómez Correa, Revista Mandrágora N°7.


Minoría selecta.

En primer lugar, queremos aclarar el hecho de que esta agrupación no ha sido, ni es, muy conocida. Nunca quiso serlo; uno de sus principios fue no pretender la aceptación masiva. Estamos hablando de un grupo no oficialista, ni en su discurso ni en su accionar: los míticos "actos poético-terroristas". Procedimientos, en los cuales primaba la intención de provocar directamente la realidad. Si se quiere, en términos más actuales, una actividad de carácter poco vista; "under" o "underground"[42]. Como manifiesta Enrique Lafourcade, "La Mandrágora vivió subterráneamente como siempre lo ha hecho"[43].

Al respecto, Braulio Arenas -la letra "A" del agc[44] mandragórico- en su libro "Escritos y Escritores chilenos", es más que claro al señalar que, "Muy pocos vieron, en Santiago, pasar estos acontecimientos, aunque, en 1941, con motivo de la "exposición surrealista" que inauguré con Jorge Cáceres, fueron miles y miles las personas que acudieron al sitio de la reunión: la Biblioteca Nacional. Su director, Gabriel Amunátegui, nos concedió la sala con una comprensión que hasta ahora le agradecemos, y digo esto porque la situación de un movimiento tan inusitado como el surrealismo estaba lejos, en Chile, de tener el menor carácter de oficial. Mas, a pesar de esto: a pesar de la concurrencia numerosa a la exposición, a pesar de que los libros nuestros se dispersaban velozmente, y a pesar de que los números de Mandrágora y Leit Motiv se han agotado hasta el punto de no tener yo ni un ejemplar para consulta (o para recuerdo), creo que muy pocos vieron "pasar", en nuestro país, esta mortal y vital experiencia surrealista. Para mi satisfacción, me complacía en mascullar esta estrofa de "El bordado inconcluso" de Daniel de la Vega, correspondiente, se me imagina, al desinterés por nuestro "paso":

"¿Pasó el amor?, pregunta una campana.
Y un curioso pregunta. ¿Quién le vio?
¿Pasó el amor? Y en la quietud poblana
ninguno sabe si el amor pasó..."[45]

Más allá de cualquier calificación, Mandrágora fue una voz de protesta poética frente al medio chileno que enmarcó a sus integrantes entre 1935-1948; y no un discurso de orientación amplia o popular. Es por esto, que sostenemos que su accionar no fue conocido masivamente, manteniéndose al margen, sin ser notado más que por los "iniciados". La acogida, el reconocimiento, la difusión o cualquier cosa que tenga que ver con las mayorías, tiene poco o nada que ver con Mandrágora.

Decimos esto, por que en el estudio de Sergio Vergara A., "Vanguardia Literaria: Ruptura y restauración en los años 30", donde se trata -entre otras cosas- el tema de Mandrágora, aparece una afirmación que nos parece, por lo menos, un tanto cuestionable: "Así, el objeto de este estudio y su marco quedan acotados desde su propia historicidad, y el criterio que autoriza el corte histórico y temático es hasta aquí y desde la partida estrictamente literario. La presencia de dicha vanguardia no se sigue solamente a través del examen de obras concretas representativas, ni considerando los parámetros de la historiografía literaria chilena, mucho más a través de las múltiples formas de su acogida en la contemporaneidad de sus publicaciones"[46].

En primer lugar, cuestionamos la opinión de Vergara por que -como lo señalamos en "Cuestión de Perspectiva"[47]- el tema del núcleo surrealista chileno no corresponde a un estudio exclusivamente literario; por el contrario, pensamos que corresponde a un problema con muchas más aristas que las "estrictamente literarias"[48]. En segundo orden, no en importancia, cuestionamos la afirmación recién mencionada, por que no toma en cuenta el hecho de que Mandrágora no buscó ninguna de las múltiples formas de "acogida"[49] que estima el autor, tan decisivas para analizar el tema de la vanguardia literaria en la década del treinta.

El discurso de Mandrágora no calza dentro de los cánones literarios de la época, poco tiene que ver con las expectativas que se tenían de la poesía del momento. Además, no concordamos con Vergara cuando menciona, como característica de las diferentes instancias literarias del periodo: el interés por oficializar un discurso. Por el contrario, creemos que Mandrágora nunca tuvo esa postura. El radio de acción de los surrealistas en Chile fue -volvemos a repetir- restringido. Nunca se pretendió ser ni un paradigma ni un canon de creación. Por el contrario, fue un conocimiento que iba, a la usanza de los alquimistas, de maestro a iniciado, y no como manifiesta el autor recién señalado, "En el plano de las instituciones literarias, que ejercen a partir de sus instancias intermedias, el propósito de las antologías y los órganos de difusión (ya desde 1935), a saber, El verdadero cuento en Chile, El Angurrientismo, Tres poetas chilenos, Ocho nuevos poetas chilenos, Nuevos cuentistas chilenos, La Mandrágora, es institucionalizar una forma literaria y marcar una selección del material existente e instalarse como canon de obra y con ello satisfacer las expectativas del público"[50]. En otras palabras, lo que queremos decir es que el rayado de cancha que desarrolló Vergara en su libro, y con el cual analiza al grupo en cuestión, es parcial.

Dentro de esta perspectiva, y para -esperamos- despejar algunas dudas, citamos las palabras de un testigo ocular de los hechos, como señala el alguna vez integrante de la cofradía surrealista chilena Mandrágora, el poeta, actualmente especialista en Derecho Laboral, Fernando Onfray B., "Que el discurso de Mandrágora sea oscuro, sea hermético y tenga cierta dificultad para un posible receptor, a mi modo de ver, corresponde a los mismos postulados de Mandrágora. Nunca se pretendió un gran foro. Ciertamente es muy elitista el grupo de personas que puede leer este tipo de literatura. Creo que estaban conscientes de que no iban a tener el gran público. No les interesaba la parte práctica de la poesía y extenderse a los demás y tener una gran comunicación. Ellos creían tener un clave, una difícil"[51]. No sectarios sí a las exigencias.

Ahora, si bien es cierto que estos poetas no buscaron la gran acogida, otra cosa fue el impacto que produjeron en la sociedad. Nuestra opinión es que este núcleo de escritores causó un efecto importante en la literatura nacional del siglo XX, marcando un punto aparte en la poesía chilena. Lo que no significa que en su momento este grupo haya tenido una audiencia muy masiva o una repercusión inmediata. En todo caso, como aparece en el mencionado libro de Vergara, en comparación con la Antología de la Poesía de la Claridad de Tomás Lago, titulada: "8 Nuevos poetas chilenos", Mandrágora habría tenido -según Nicanor Parra- el cincuenta por ciento de la nueva propuesta estético literaria, lo cual nos parece un poco mucho. Sin duda que hubo impacto, pero creemos que más restringido; "...los autores antologados por Lagos son conscientes de los aportes que los surrealistas chilenos hacen al proceso literario chileno y es así que Parra distingue los criterios a los que se enfrentaron los autores de esta nueva producción: un cincuenta por ciento tributario de la poesía de la claridad y otro cincuenta por ciento observador de los proyectos surrealistas"[52]. En fin, lo que queremos decir es que este grupo no buscó ni al público masivo ni pretendió instaurar ciertos postulados poéticos, su objetivo era impactar la sociedad, desarrollar "directas provocaciones a la realidad", partir desde más atrás de cero, como señala Onfray.

En definitiva, y para volver con lo nuestro, como ya dijimos, los mandragóricos no quisieron ser aceptados por su contexto, ellos apostaron por la leyenda que queda en la tradición oral. En este sentido, y retomando lo planteado por Arenas, muy pocos -en nuestro país- supieron de su existencia; sólo un reducido número de intelectuales, especialmente artistas y poetas -durante los años 1938 a 1948- vio la actividad que promovieron los cuatro integrantes más importantes del grupo: Enrique Gómez Correa, Braulio Arenas C., Jorge Cáceres y Teófilo Cid V. Como señala el otrora compañero universitario de Enrique Gómez C., el diplomático, escritor, integrante de la expedición historiográfica dirigida por Leopoldo Castedo (en 1955-56) y ex diputado, Enrique Zorrilla: "... la voz de la Mandrágora era la más original y totalmente distinta de lo que había en Chile... Nosotros que vivimos la Mandrágora, la vimos combativa, alegre y juvenil. Esa es la forma, y para nosotros que no éramos poetas, extravagante. Pero todos eran muy simpáticos... No se notaban, ellos decían que eran un grupo"[53]. O, como asegura el escritor E. Lafourcade, Mandrágora estuvo "Fuera del juego oportunista. Vinculada al espíritu"[54].

Su accionar fue totalmente encubierto. No era para todos; como partimos señalando, nunca quiso serlo. El mensaje siempre fue para unos pocos; porque era difícil no porque sí. No obstante, es importante aclarar que esta postura hermética no constituyó un mero gesto por llamar la atención, por el contrario, era una forma de mantenerse puros y sin contaminaciones. Ni Gómez Correa, ni Cid, ni Arenas ni Cáceres quisieron ser famosos, su interés no pasaba por el reconocimiento o por la aceptación[55]; ellos estaban inmersos en otro mundo; en la otredad de la búsqueda -de los absolutos poéticos- que les planteaba el surrealismo[56]. Si se quiere, fueron tremendamente exquisitos tanto en sus preferencias y postulados intelectuales como en la selección de sus compañeros y en el trabajo de sus obras. Los tres mosqueteros no claudicaron en favor de la realidad que los cobijó; su norte siempre estuvo en el lado oscuro de la mente, en lo negro, en lo desconocido, "en el salto al vacío" de su propio ser. Como apareció en la misma revista Mandrágora, "Nuestra poesía aspira, ante todo, a ser una voz de protesta, una voz de alarma: Ella está signada por la exageración. Seguramente que hoy por hoy muchas de nuestras experiencias no serán comprendidas. Pero, tarde o temprano, las veremos aceptadas plenamente. Nosotros serviremos de punto de unión. Hemos adelantado nuestro destino. Estamos lejos. Corremos en una competencia de caracoles"[57]. Dejemos que las palabras del poeta Onfray nos iluminen: "Mandrágora fue un grupo desde el punto de vista físico, de cuatro personas. Pero básicamente fue una comunión, una concordancia con una posición frente al mundo"[58].

Lo que queremos decir, es que los integrantes "principales" del conjunto -el Comité Directivo: Arenas; Gómez Correa, Cid y Cáceres- a diferencia de lo que plantea Sergio Vergara A., nunca buscaron la aceptación masiva de su propuesta. Al contrario, su idea era elitista, limitada, particular a quienes participaron de la revista o del grupo y a unos cuántos otros. En este sentido, nos parece que debemos puntualizar un poco más. Si bien es cierto que los mandragóricos limitaron sus actividades y trabajos al público masivo en nuestro país, también es muy cierto que desarrollaron importantes intercambios culturales con connotados representantes del movimiento surrealista a nivel internacional como René Magritte, André Breton, Eugenio F. Granell, Jacques Heróld, Enrico Donatti y Benjamín Péret, entre otros. A los mandragóricos no les importaba la cantidad; la preferencia era absoluta por la calidad. Retomando a Lafourcade, "La Mandrágora siempre mantuvo comunicaciones inalámbricas con las altas cumbres de esta internacional del espíritu. Reconocidos por Magritte y Breton, Arenas y Gómez Correa mantenían vínculos inesperados con surrealistas de muchas partes del mundo" [59].

 

El otro aspecto que queremos aclarar en esto de la minoría selecta, es el hecho de que E. Gómez C., B. Arenas, T. Cid y J. Cáceres eran extremadamente generosos con sus conocimientos y haberes; lo que no admitían era la sumisión ante las estructuras que condicionaban la realidad cotidiana, principal objetivo de la crítica del grupo. Continuando con el testimonio de nuestro testigo ocular, "Pondría énfasis en su generosidad. Por que en Chile somos muy egoístas, hay de todo. Pero generalmente los grandes son muy egoístas. Cuando tienen textos extranjeros o han descubierto un nuevo escritor, como que lo tapan, lo ponen en su escritorio, para ser los únicos que pueden hablar del tema. En cambio ellos jamás ocultaron nada, fueron muy transparentes y comunicativos... Yo veo a los dos (habla de Arenas y Gómez C.) tremendamente generosos, muy estrictos consigo mismos desde el punto de vista poético; no eran poetas al lote. Eran poetas que se consideraban poetas y que tenían conciencia de lo que estaban haciendo poéticamente, y lo tomaban con sentido de responsabilidad. Ellos mismos se impusieron un ritmo de trabajo y de contacto muy fuerte con la intelectualidad europea. Ellos vivían leyendo, comentando: ¡Lee esto!, ¡Mira lo que llegó! Este libro es bueno. En fin compartían, entregaban y hasta podría decir que enseñaban, por que era a eso dónde querían llegar"[60]. Aclarado lo de la minoría selecta a la que le habló el surrealismo chileno -eje central del accionar mandragórico como de la difusión y acogida de sus planteamientos- nos parece justo seguir con el estudio.

 

4.7 Un grupo: algunas actividades.

Intentando un resumen de las actividades del grupo, creemos correcto comenzar el recuento refiriéndonos a la primera acción realizada en conjunto por los tres mosqueteros y con la cual inauguraron una serie de provocaciones directas a la realidad. El martes 12 de julio de 1938[61], aparecieron en la Universidad de Chile tres jóvenes poetas: Teófilo Cid, Enrique Gómez Correa y Braulio Arenas. Leyeron manifiestos anunciando la aparición en el país de un movimiento poético designado con el nombre de Mandrágora. "Leen también poemas de un nuevo estilo, y como han hecho circular previamente un programa anunciando el acto, en el que intercalan textos de esta novísima poesía, la sala se ve colmada por un público pocas veces visto en actos literarios, y que concurre a una premiére internacional poética. Es una lluviosa tarde de julio, y los espectadores llenan los dos pisos de la sala de conferencias... Esta atmósfera de fiebre colectiva comunica a la reunión del grupo Mandrágora un fervor nuevo, nunca entrevisto antes en nuestro medio literario... Sin embargo, la posición asumida por estos tres jóvenes poetas chilenos no es política, sino poética. Dicen que es necesario que la poesía, es decir, aquella que brota en estado puro desde las profundidades de la conciencia humana tiene que ser reconocida, tiene que ser aceptada en un pie de igualdad que todas las manifestaciones de la realidad"[62]. Otro que recuerda el hecho es el ya citado poeta Onfray quien en ese entonces era alumno de la misma universidad. Su imagen es clara y evocadora. "Entré el 35 a la Universidad de Chile, pero yo los conocí específicamente el día en que el grupo hacía presente su nacimiento. Asistí a la reunión del año 38. Una tarde estaba yo estudiando -lo he dicho varias veces- y analizaba un texto de derecho romano donde se afirmaba que no hay arte sin ética; entonces, pasó otro amigo, pero muy rápido, y me dijo: <<Allá en la sala que hay en la entrada de la Universidad van a hablar tres poetas maulinos>>... Sin saber cómo, mecánicamente, me encontré sentado en una butaca de esa sala esperando que principiaran a hablar tres personas que yo no conocía. Y comenzaron el acto. Y realmente ese acto fue como tres volcanes que entraban en erupción y leyeron poesía que no entendió mucha gente. Manifiestos. Era básicamente más que la poesía: era el hombre entero que se hacía presente en la sociedad, no solamente por su presencia de poetas sino con sus presencias de hombres cabales que querían transformar el mundo, que querían luchar por la libertad incluso con una nueva poesía libre... la gente que asistió se dividió por que hubo grupos bastante numerosos que protestaron, alegaron, se pararon, muchos se fueron; otros siguieron. Había, seguramente, gente que estaba por curiosidad, pero un grupo aplaudió. Entre los que aplaudieron a rabiar estaba yo; no porque adhiriera al surrealismo. Yo creo que nunca he sido surrealista. Sino porque veía a tres personas con un coraje increíble que estaban enfrentando a un país que estaba -y sigue todavía- bajo el peso de la noche"[63]. En diciembre de ese mismo año, apareció el primer cuaderno de la revista titulado: Mandrágora Poesía Filosofía Pintura Ciencia Documentos. Urge señalar que el Grupo Mandrágora se materializó, en una primera instancia, en una revista que duró -como tal- 5 años. Algunos dicen que no tanto (Enrique Lihn)[64]. Para el caso, eso no es determinante; ya que como grupo coherente y organizado, agrupación intelectual determinada, puede decirse que un poco más. En todo caso, quién sabe con exactitud el momento en que desaparecen los impulsos de renovación. Todavía hay quienes buscan el mensaje que está entre líneas y persiguen los absolutos que plantea el pensamiento surrealista. Como dice Lafourcade, "En mi opinión estos sacerdotes del espíritu jamás murieron. Son los penúltimos caballeros templarios del arte. Fueron y son el surrealismo, que está más vivo que nunca"[65].

 

El inicial grupo lo conformaron Braulio Arenas, Teófilo Cid y Enrique Gómez Correa. Al poco tiempo se les unió Jorge Cáceres; quién con sólo 14 años impresionó y dio aires de grandeza al grupo. Además de los cuatro principales, existió un número considerable de jóvenes que compartieron el sentir y las ideas de Mandrágora: es obligación mencionar, entre otros, a Fernando Onfray, Mario Urzúa, Gonzalo Rojas, Gustavo Osorio, Armando Gaete, Mariano Medina y Eugenio Vidaurrazaga.

En cuanto a las realizaciones del grupo que nos parecen más significativas, podemos decir que se editaron, entre 1938 y 1941, seis números de la revista del mismo nombre. Así mismo, se destaca, una serie de conferencias poéticas; la más importante apareció editada bajo el título de: "Defensa de la Poesía Tres Conferencias leídas en la Universidad de Chile, el 7 de Junio de 1939"[66]. A su vez, ese mismo año se publicó la Revista "Ximena", en la cual aparece una imagen de la mujer de Vicente Huidobro, Ximena Amunátegui. Periodo, el de la "convocatoria Huidobriana", que como ya vimos, fue decisivo en el desarrollo posterior de la actividad creativa de Arenas, Cáceres, Cid y Gómez Correa. Al poco tiempo, entre los años 1942 y 1943 se editó la Revista Leit Motiv, subtitulada "Boletín de Hechos & Ideas", abriendo como señala su editor otra publicación de pelea y protesta.

El último ejemplar publicado de la inicial revista Mandrágora, el séptimo, de 1943, es responsabilidad exclusiva de Gómez Correa; ninguno de los otros integrantes -de la secta- participó en este volumen. El ejemplar citado, al igual que el número dos[67], no posee la presentación habitual de la revista. Es de tamaño más pequeño que el de los ejemplares N°1, N°3, N° 4, N° 5 y N°6 y su portada es diferente, aparece un cuadro de P. Breughel: El viejo y se ocupa otro formato de letra para escribir el nombre de la inicial revista. Sus páginas contienen un balance de Gómez Correa sobre lo que fue la actividad que desarrolló la cofradía. El título es "Testimonios de un poeta negro".

Además, se realizaron tres exposiciones surrealistas, en los años 1941, 1943 y 1948. En todas ellas, fue posible apreciar trabajos pictóricos, poéticos y "ready mades" de los más connotados representantes del surrealismo mundial; así también, en la exposición de 1948 se expusieron una serie de trabajos de artistas extranjeros con figuras de la talla de A. Breton, R. Magritte, J. Heróld, V. Braumer, H. Arp, W. Lam, A. Masson, Gorki, Eisler y otros; entre los chilenos que destacan, podemos nombrar a Roberto Matta, Jorge Cáceres, E. Gómez Correa y B. Arenas.

Otra actividad digna de ser mencionada entre los registros de Mandrágora, es el constante intercambio cultural que realizaron -especialmente Arenas, Gómez C., Cid y Cáceres- con exponentes tanto internacionales como nacionales del pensamiento y del arte. Varias fueron las colaboraciones de los surrealistas chilenos a revistas como "Total", "Vital", ambas iniciativas de Vicente Huidobro; así mismo en "Multitud" de Pablo de Rokha. Internacionalmente, destacan los trabajos en colaboración; por ejemplo, entre Gómez C. y René Magritte, "El Eespectro de René Magritte", Ediciones Mandrágora, Santiago de Chile, 1948, 500 ejemplares; entre Gómez C. y Enrico Donatti, "En Pleno Día", Ediciones Mandrágora, Santiago de Chile,1949, 500 ejemplares; entre Gómez C. y Jacques Heróld, "Lo Desconocido Liberado Seguido de las Tres y Media Etapas del Vacío", Ediciones Mandrágora, Santiago de Chile, 1952, 500 ejemplares. Sin ser menos, Jorge Cáceres también estrechó vínculos con figuras del surrealismo internacional. Al respecto, y para ilustrar -un poco- cómo era la relación entre de los surrealistas chilenos y parte de la intelectualidad europea, nos parece útil citar una carta enviada por Cáceres, desde París, a su amigo Enrique Gómez Correa.

"Querido Enrique:

París 5. III. 48.

Aquí me tienes en pleno París, después de hacer un viaje hermoso y rápido. Estuve en Buenos Aires, Brasil, Africa y Madrid. París es bello pero la vida es difícil. Soy ya grande amigo de Herold y su mujer. Almorcé ayer con Víctor Braumer, cuyas pinturas son maravillosas. Herold y Braumer son muy buenos y gentiles conmigo. Entregué al primero tu libro que le ha gustado mucho. Ellos publican NEON, del cual han aparecido dos números que trataré de enviarte. Toyen y Heisler me han invitado a pasar un domingo con ellos en el campo. Breton llega a parís en dos semanas más... Bueno Enrique saluda a Braulio y Cid si los ves.

Saludos cariñosos de tu amigo Jorge" [68].

 

4.8 Dos momentos de una temática surrealista.

 

"Mandrágora".

"La libertad, siendo nuestro único dominante poético, gravita con feroz censura por encima de nuestros actos, sin interesarse por la comprobación de una conciencia demasiado finalista o excluyente".
Mandrágora N°1.

Los surrealistas chilenos desarrollaron sus propuestas estéticas a través de revistas, exposiciones, difundiendo manifiestos, como también, efectuando importantes y características lecturas poéticas. Su temática esencial: liberar el pensamiento y al hombre.

¿Cómo hacerlo? Para ello, plantearon que la mejor solución estaba en la poesía; la clave era introducir una actitud poética a la vida diaria. En pocas palabras, expandir el habitual conocimiento personal de la realidad a través de un constante ejercicio poético. Como manifestó Gómez Correa en su momento -y posteriormente Carlos de Rokha lo concretó de hecho- es preciso "saltar al vacío" de uno mismo, dirigirse a las zonas límites del conocimiento humano, hacia el lugar donde normalmente, y en un principio, no es fácil enfocar la mirada. Sólo después de este trabajo -suerte de parto intelectual- es posible volver a dirigir los ojos, ya liberados del peso de la tradición, de la noche, de lo establecido hacia lo normalmente conocido como realidad. El instrumento catalizador fue la imaginación; ella abría los verdaderos ojos, ella permitía realizar -tanto material como de forma intelectual- la verdadera poesía negra. Dejemos que la letra "G" del "agc mandragórico" nos de luces al respecto: "Sí, la Poesía Negra debe invadir toda nuestra vida, dominar todos nuestros actos cotidianos, toda nuestra actividad entusiástica al servicio de esta maravillosa poesía. Ella nos permitirá interrogar definitivamente la existencia de este sorprendente ser que se llama hombre"[69]. Así mismo, como ya señalamos al principio de este capítulo en "Minoría Selecta", es importante no olvidar que la propuesta de Mandrágora fue limitada y elitista. Limitada por la dificultad de los temas tratados y los requerimientos que planteaba el objetivo; elitista, por el número de los posibles candidatos.

Puntualizando un poco más, el testimonio mandragórico fue, entre otras cosas, "Un discurso de saber. La posesión del saber posibilita una acción que se realiza en el presente pero cuyos resultados se verán en el futuro... El surrealismo chileno se muestra a través de sus manifiestos orientado por la misma motivación del surrealismo francés: producir un cambio de conciencia a través de la investigación de sus zonas límites como el sueño, el delirio, la locura, etc., que abrirían áreas de experiencia cognoscitiva tradicionalmente no incluidas en la cultura occidental"[70]. Sin embargo, por muy técnica que parezca la cita anterior, esto no quiere decir que la puerta de acceso este sellada para el extraño; esto significa que la búsqueda por los caminos surrealistas es difícil: Hay que esforzarse para poder ver y darse cuenta que hay algo mas allá de lo que la propaganda y el discurso oficial califican -y determinan en nuestras cabezas, hoy en día podría decirse que programan- como lo real y necesario para la existencia humana. No cualquiera asume querer estar al otro lado del espejo.

A su vez, como bien señala la autora recién citada, Marta Contreras, es posible distinguir en el hablar mandragórico otros dos tipos de discursos: uno polémico y agresivo, donde lo más ilustrativo fueron los ataques a connotados personajes e instituciones de la literatura nacional como Pablo Neruda, Samuel Lillo, Juvencio Valle y la AICH (Asociación de Intelectuales de Chile) y otro, donde lo más llamativo fue el planteamiento de las líneas generales -teóricas- que sostuvieron al grupo. En este último sentido, los temas más recurrentes fueron la poesía negra, el automatismo, los tópicos ocultos, lo prohibido, los sueños, el inconsciente, el azar, la libertad, el sexo, la violencia física y moral, el amor, la locura, la intelectualidad y los intelectuales, las religiones exóticas; en pocas palabras, todos aquellos temas poco conocidos y que en general no habían sido mayormente incorporados al conocimiento del ser humano de la época ni en Chile ni en el mundo.

En el caso del discurso polémico y agresivo, los ataques se aglutinaron en una sección de la revista titulada: "La visibilidad de los objetos". En esta parte de la citada publicación, aparecieron numerosos ataques literarios. El más conocido de los objetivos fue "Neftalí Reyes Cordero alias Pablo Neruda". El futuro Premio Nobel constituyó su blanco predilecto; no aguantaban que usara la poesía con fines políticos o de partidos de la misma índole. Como aparece en la sección recién mencionada del cuaderno N°1, "Retrato: Nos parece una obligación de buena moral hacer el retrato del integrante númer uno, de cierto pez opaco que vive sembrando el odio y la calumnia. Es un hombrecito biscoso que ha vuelto a América después de una corta ausencia, sólo a hacerse propaganda y a sembrar la discordia con un grupo policial y un rebaño de súcubos organizados para desprestigiar a todos los que hacen sombra al hombrecito, que tiene alma y cuerpo de Bacalao. Su especialidad es hacerse reclamo con los muertos y los agónicos, meterse como rata por todas partes, lamer los pies, darse vuelta la chaqueta y aferrarse de la solapa de las chaquetas de las personas que suben o se asoman al balcón para ver el modo de pescar algún aplauso sobrante. Donde él llega, llega la discordia, la intriga, la villanía, la calumnia, el enredo. Con estos antecedentes y una poesía de tía grasienta se quiere dar humos de poeta de trascendencia americana, de gran español... siempre que le sirva para llegar, para llegar un día a dar el último suspiro. Este quijote de algodón tiene dos Sanchos (aparte la banda policial) dos Sanchos de lana: un poetilla argentino, tontito alegre, servicial, y un peruanito parlanchín e intrigante, como conviene, que se proclaman el Stalin y Dimitrof del Pacífico"[71].

En el caso del hablar discursivo, lo más significativo al respecto fue la edición de una serie de ensayos, conferencias y sucesivos recitales poéticos. En especial, queremos mencionar el cuaderno N° 3 ya que este ejemplar de la revista consta de tres importantes ensayos realizados por Arenas, Cid y Gómez Correa. Sobresalen temas como el ser humano y su libertad, la poesía y sus diferentes formas de expresión, las grandes ideologías del momento, la voluntad y los limites del pensamiento, la felicidad, el paraíso entre otros.

Así mismo, dentro de esta perspectiva, es obligación incluir la revista Leitmotiv, ya que si bien sólo aparecieron dos números, su importancia -en términos de lo que se publicó en sus páginas- es sustantiva dentro del surrealismo de Mandrágora como internacional. Por ejemplo, en 1942 se tradujo los "Prolegómenos a un tercer manifiesto surrealista o no" de André Breton, como también se incluyeron una serie de trabajos y ensayos de surrealistas americanos como internacionales, dentro de los cuales destacan el mismo A. Breton, A. Cesaire, R. Matta, J. Cáceres, E. Gómez Correa, T. Cid, E Rossenblatt, Juan Sánchez Peláez y B. Peret.

Las fechas en que aparecieron las publicaciones son las siguientes: Revistas Mandrágora: N°1: diciembre de 1938; N°2: diciembre de 1939; N°3: junio de 1940; N°4 julio de 1940; N°5; junio de 1941; N°6: septiembre de 1941. El N°7: está fechado el 20 de octubre de 1943[72]. Leitmotiv N°1: Diciembre de 1942; N°2: Diciembre de 1943.

 

Inventario Surrealista N°1.

 

-Revista Mandrágora Nº 1; Diciembre de 1938.

Subtítulo: Poesía Filosofía Pintura Ciencia Documentos.

#Artículos:

Mandrágora Poesía Negra, Braulio Arenas.

Visión, Jerónimo Cardan.

La queja de la Mandrágora, Alfred Jarry.

Intervención de la poesía, Enrique Gómez Correa.

Visiones, Conde de Permision.

#Sección Libros y Revistas: Reseñas. Sátiro de Vicente Huidobro por Braulio Arenas. L´amour fou, André Breton traducción de Teófilo Cid. Cours Naturel, Paul Eluard traducción de Braulio Arenas.

#Documentos: Loa, Pedro Calderon de la Barca.

#Poesías: Holderin, Vicente Huidobro, Braulio Arenas, Jorge Cáceres, Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid.

#La visibilidad de los objetos:

Reseñas: Claridad, El "film" sueño eterno, Conferencia de cooperación intelectual, Increíble pero cierto, No pasaran, Retrato, Alquimia del verbo.

 

-Revista Mandrágora Nº 2; Diciembre de 1939.

Sin subtítulo, cambia de tamaño carta a un formato tabloide.

#Ensayos:

"Yo hablo desde la Mandrágora", Enrique Gómez Correa.

"Un aspecto de la música actual", Renato Jara.

"Continuadores del Sueño", Teófilo Cid.

"Lord Patchogue", Jacques Rigaut.

#Poesía: Gonzalo Rojas, Jorge Cáceres, Braulio Arenas, Vicente Huidobro, Benjamin Peret, Fernando Onfray.

 

#Textos:

"Nota Aclaratoria", Braulio Arenas.

"L´ Immaculée Conception" (Fragmento), André Breton y Paul Eluard.

 

-Revista Mandrágora Nº 3; Junio de 1940.

Sin Subtítulo. Vuelve al anterior formato.

#Ensayos:

"Notas sobre la Poesía Negra", Enrique Gómez Correa.

"La Transmisión del Pensamiento", Braulio Arenas.

"Fátima o el Affaire del Paraíso", Teófilo Cid.

#Poesía: Vicente Huidobro, Jorge Cáceres, Mario Urzúa, Gonzalo Rojas, Fernando Onfray.

#La Visibilidad de los Objetos: Dos reseñas de Braulio Arenas.

# Ediciones Mandrágora: Se anuncian una serie de publicaciones de las Ediciones Mandrágora y una próxima traducción de la obra del Marqués de Sade "Justine", por Teófilo Cid.

 

-Revista Mandrágora N°4; Julio de 1940.

Subtítulo: "Unica versión exacta de los sucesos del miércoles 11 de julio de 1940 en el Salón de Honor de la Universidad de Chile". Este número está casi completamente dedicado al acto poético que realizó el grupo en contra de Neruda y a la reafirmación de los postulados principales de este conglomerado.

Destaca las participación de Huidobro con la frase: "La Alianza de Intelectuales es el Ejército de Salvación de las cretinas que quieren salvarse salvando la mierda"[73].

#Trabajos:

Aclaraciones, Braulio Arenas.

Esta gente está podrida, Enrique Gómez.

La voz del amo y el eco del sirviente.

El tonto a la deriva, Domingo Robledo.

Mandrágora.

#La visibilidad de los objetos.

Adivinanza.

Pablo Neruda a México en una linda carroza mortuoria.

Fe de erratas.

 

-Revista Mandrágora Nº 5; Junio de 1941.

#Poesía: Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid, Fernando Onfray, Jorge Cáceres y Armando Gaete.

#Trabajos: Braulio Arenas, Gustavo Ossorio y Mariano Medina.

 

-Revista Mandrágora Nº 6; Septiembre de 1941.

#Artículo en contra de Hitler.

#Poesía: Fernando Onfray, Enrique Gómez Correa, Gonzalo Rojas P., Braulio Arenas, Teófilo Cid, Gustavo Ossorio, Jorge Cáceres.

#Trabajos:

"De una lámpara" Eugenio Vidaurrazaga.

#Visibilidad de los objetos:

Siete reseñas sin títulos.

 

-Revista Mandrágora Nº 7; 20 de Octubre de 1943. (Terminus a quo)

Es importante recordar que el único que participa en este número es Enrique Gómez-Correa. El título de este ejemplar es: "Testimonios de un poeta negro".



"Leitmotiv".

"La juventud -esa bella salamandra que atraviesa el fuego sin quemarse- no debe poner sobre la cuenta de sus errores sino aquellos que ha cometido sin pasión".
Braulio Arenas, Revista Leit Motiv.

 

En esto de la temática surrealista presentada por el grupo Mandrágora, apreciamos un segundo momento correspondiente a lo que se publicó -entre 1942 y 1943- en los cuadernos de Leitmotiv "Boletín de hechos & ideas", de los cuales Braulio Arenas C., fue el editor. Decimos esto, porque en las páginas de esta revista se aprecia un interés nuevo -Arenas habla de una variante- en la promoción de los planteamientos surrealistas. Puntualmente, no distinguimos ese derroche de violencia en el discurso, es como si esa iconoclasia sin perdón de la que han hablado algunos surrealistas franceses, tomara otra forma, otra resolución.

Al parecer, hubo un cambio en el carácter de la protesta, una toma de posiciones frente a la nueva contingencia que planteaba el sistema internacional de la época (1940-1945) y la Segunda Guerra Mundial. Más allá de las calificaciones, lo que nos importa es el hecho de que la intensidad con que se continuó la búsqueda de esta revuelta surrealista -quizás de manera más personal esta vez- no varió en lo fundamental. Al contrario, fue fuerte y definida. Lo notable fue el hecho de que los promotores se dieron cuenta de que la forma de intentar lograr un cambio, poético o de cualquier tipo, no era a través de un grupo particular, sino más bien por la vía través de la difusión de ciertas ideas en común. La plataforma debía cambiar, se había vuelto peligroso estereotipar el afán polémico; las modificaciones del medio social implicaban necesariamente la creación de nuevas tácticas, de nuevas proposiciones.

La propuesta fue insistir en la discusión, justificar el nombre de la revista -Leitmotiv- no la revista en sí. Su destino, como ellos se lo fijaron, fueron los hombres cuyo pensamiento buscara el gran objetivo: la libertad.

Estos cuadernos recogieron con avidez y curiosidad una serie de manifestaciones creativas donde el propósito primordial fue mirar polémicamente los objetivos de este mundo. La idea era juntar textos que sustentaran una corriente subterránea de opinión, la corriente alterna como dice Octavio Paz. No sólo textos que fueran surrealistas, el criterio fue más amplio.

Su crítica esencial fue contra el sistema Capitalista. En él vieron todas las explicaciones de porque el ser humano seguía sujeto a la voluntad "de un juez que lo manda a la cárcel, de un general que lo manda a la guerra o de un sacerdote que lo manda al infierno"[74].

De este modo, plantearon que a través del conocimiento de esta incongruencia era posible jugarse el destino, con reflexión y pánico, en pos de todos aquellos actos que de un modo u otro, revalidaran la acentuación de la protesta.

Para ello, fue necesario que la búsqueda se acomodara a las nuevas exigencias espirituales que condicionaban del pensamiento humano y sobre todo, a la escena que quedaba después de dos Guerras Mundiales y varias guerras Civiles. La desesperanza era general en gran parte de la población; pocos podían creer y asumir lo que había pasado en los primeros cuarenta y cinco años del siglo XX.

Ahora bien, en cuanto al material en sí, destacan las colaboraciones de connotados escritores internacionales como: André Breton, Hans Arp, Benjamín Peret, entre otros; y de los chilenos Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid, Jorge Cáceres y Fernando Onfray. En cuanto al segundo y final cuaderno, es debido señalar que es una gran obra artística, ya que en su interior convergen diversas expresiones de la estética surrealista; poesías de B. Peret, André Breton, Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid, Braulio Arenas, Jorge Cáceres con trabajos, collages y dibujos de Roberto Matta, Erich G. Shoof, Man Ray, y de los mismos Arenas y Cáceres. Más de cuarenta páginas de puro surrealismo.

 

Para el caso de acercarnos a Leitmotiv, creemos muy útil seguir con la polémica planteada por Susan Foote en su artículo "El surrealismo en Chile y la revista Leitmotiv", al discrepar con Sergio Vergara A. y Klaus Meyer Minneman, en relación a varias aseveraciones mencionadas tanto en el artículo de ambos, "La revista Mandrágora: Vanguardismo y contexto chileno en 1938" como en el libro del primero "Vanguardia literaria: ruptura y restauración en los años 30".

En primer lugar, planteamos la discrepancia respecto de que el grupo, posteriormente a los números 5 y 6 de la revista Mandrágora haya caído en un solipsismo y posterior extinción.[75]. Nosotros creemos, al igual que Susan Foote, que esta segunda publicación del núcleo surrealista responde a una postura más matizada y asumida de manera personal frente a la realidad, y no un antecedente a la conclusión del núcleo mandragórico. No está de más mencionar que los trabajos son más contundentes y no se cae tanto en definiciones de carácter irónico-poético, lo que demuestra una postura menos intransigente y a la vez memos definitiva frente a los postulados que les seguía planteando el surrealismo. Sin embargo, si bien es cierto que el grupo ya no es la misma llama de 1938, aún para 1943, todavía existe cohesión suficiente como para realizar importantes y significativas exposiciones como también para seguir realizando obras literarias en conjunto o individualmente. Más que hablar de un solipsismo en Mandrágora, nos parece correcto pensar en un replanteamiento personal frente a los primeros ideales y en una suerte de decepción en la búsqueda grupal de sus propuestas surrealistas. Como señala Arenas, en su ensayo "Actividad Crítica", Leitmotiv N°1, el grupo surrealista chileno "... pretendió en Chile instaurar y resolver algunos de los problemas que la crisis de la actual mentalidad racionalista arrojaba sobre los campos de la moral y de la poesía. Pero sólo en la medida que los problemas permanecieron estáticos se hacía posible su estudio, desde el punto de vista, casi exclusivo, de la luz de nuestro grupo y de nuestra capacidad de lucha y absorción, como así mismo de nuestra asimilación de los golpes y adulos del medio. Pero una vez que yo comprendí que su dimensión era tan enorme que pasaba mucho más allá de las fronteras de nuestra organización; comprendí, asimismo, que para atacar con buen éxito los problemas antinómicos del bien y del mal, del sueño y de la vigilia, del placer y del dolor, etc., que la moral arrojaba sobre las cabezas más avizoras del presente, era menester un pensamiento central, un pensamiento lo bastante poderoso como para atacar en todas partes al mismo Proteo de la cabeza desfigurante... Yo no pido a mis camaradas del grupo de la Mandrágora que superen, ellos también, la posición del grupo (y de todo grupo) y que vean que sólo una posición común e internacional y no un esfuerzo estéril y asilado conseguirá barrer tarde o temprano, con los fantasmas que torturan al hombre e impiden su libre tránsito. Únicamente les pido que crean que si yo estoy convencido de semejante planteamiento, es porque veo en la plataforma de lucha que me ofrece el surrealismo (cuya crisis en este momento espero que haga menos desinteresada mi adhesión) la posibilidad de todas aquellas preguntas inquietantes que fueron la razón de nuestro acercamiento en dicho grupo, y la seguridad que me asiste que un grupo, por mucho que él abarque a todo el género humano, no podrá resolver ninguna cosa, por cuanto un grupo es un vehículo para movilizar ciertos hechos y ciertas ideas, y no la razón de ser de estas ideas y estos hechos... Yo no les pido a mis antiguos camaradas que superen este "impase" por cuanto siempre hay un momento para que la poesía reconsidere sus errores por boca de sus poetas; siempre que estos no sean más que errores tácticos. Y, por sobre todo, yo no les pido eso, por cuanto yo mismo durante el año pasado y durante este año 1942 -abierto más promisoriamente que otro cualquiera para ser el comienzo de mi gran aventura-, he sido presa de las más violentas contradicciones, de las cuales he logrado salir con bastante trabajo. Yo confío que la juventud de todo el grupo sabrá darle la verdadera orientación a su destino. Y es sobre la formulación de semejante crisis que yo quiero abrir las mamparas batientes de una nueva revista de pelea"[76].

Así mismo, para Gómez Correa resultó necesario partir de aquella situación, iniciar la fuga; eso sí, dentro del mismo surrealismo. No a la renuncia, si al compromiso inicial, mantener la búsqueda de los absolutos por muy difícil que se ponga el camino. Era preciso buscar cómo integrar las propuestas surrealistas pero sin olvidar que dicha realidad era hija de las ruinas que dejaba la primera mitad del siglo XX: sus muchas guerras, sus al menos 150.000.000 de muertos y sobre todo, su intrínseca confusión; "Hay que volverse loco de asco"[77] frente a la realidad y así poder encontrar el entusiasmo necesario para lograr el equilibrio entre la razón y el instinto. Lo que resulta en la exaltación la vida a través de los más profundos y grandiosos sentimientos. "La tónica de una profunda actitud de protesta -como en Baudelaire- se encuentra en: asumir que el amante del bello estilo se expone al odio de las multitudes, pero ningún respeto humano, ningún falso pudor, ninguna coalición, ningún sufragio universal, me constreñirán a hablar la jerigonza incomparable de este siglo (XX) ni a confundir la tinta con la virtud"[78]. La elección siguió siendo -a pesar de todo- la poesía, la aventura y el riesgo por el conocimiento.

En segundo orden, y en estrecha relación con lo manifestado anteriormente, discrepamos con Vergara y coincidimos con Foote, en el sentido de que las conclusiones que aparecen en el artículo[79] de Vergara Alarcón y Meyer Minneman no toman en cuenta, hay sólo una referencia, a la segunda publicación surrealista del grupo Mandrágora: Leitmotiv. Quedando ésta totalmente fuera del análisis, no atribuyéndosele ninguna relevancia en la explicación de la existencia, evolución y posterior ocultación de los integrantes de Mandrágora. Antecedente que nos obliga a cuestionar cualquier postulado de los autores recién mencionados.

 

 

Inventario Surrealista N°2.

 

-Revista Leitmotiv, Boletín de Hechos & Ideas, No. 1 Santiago (Chile) Diciembre de 1942. Director Braulio Arenas.

-Justificación del Tiraje, Sin firma de autor.

Trabajos

-Actividad Critica, Braulio Arenas.

-El Entusiasmo, Enrique Gómez Correa.

-Prolegómenos a un Tercer Manifiesto del Surrealismo o No, Andre Breton, Traducción Autorizada por el autor.

Correspondencia, S.S.

-Objetos Familiares Objetos Familiarizados, Jorge Cáceres.

Poesía

-"Premiers Resultats", Benjamín Peret.

- "Dos Reglas de Poetica en Vidrio para un Poema", Fernando Onfray.

Collage

- "El Palacio de peau D'ane", Jorge Cáceres.

 

 

-Revista Leitmotiv, Boletín de Hechos & Ideas, No. 2 Santiago (Chile) Diciembre de 1943. Director Braulio Arenas, Mujica 0373.

-Soiree Surrealista, Santiago de Chile, Junio 28, 1943. Participantes: Braulio Arenas, Jorge Cáceres, Roberto Matta y Erich G. Schoof.

Trabajos

-La Entrevista, Braulio Arenas.

-Con Armas Iguales, Jorge Cáceres.

-Escolio, Fernando Onfray.

-Record' Life, J.C.

-Dernier Malheur Denière Chance, Bemjamin Peret.

Poesía

-Transfiguración del Amor, Juan Sánchez Peláez.

-Colombes bruissement du sang...., Aime CESAIRE.

-Los Féretros de la Caza, Braulio Arenas.

-Primeros Transparentes, Andre Breton, traducción de E. Rossenblatt.

-Puerta de Isla, Enrique Rossenblatt.

-Matta, Jorge Cáceres.

-La Lista Negra de la Mandrágora, Enrique Gómez Correa.

Collages

-Mujeres, Braulio Arenas.

-Collage, Jorge Cáceres.

-Ubu Roi, Jorge Cáceres.

Hechos & Ideas, Braulio Arenas.

Dibujos

-Roberto Matta.

Fotos

-Primacía de la Materia sobre el Pensamiento, Man Ray

Textos

-El Amor deja una vacante, Jorge Cáceres.

-En la balanza de los excesos, Jorge Cáceres.

-Una Máxima de Sade, Teófilo Cid.

-El Marques de Sade o el Amor Considerado como un Vicio, Enrique Gómez Correa.



[1] La Mandrágora y otros libros Braulio Arenas, Ordenación, Prólogo y Referencias Bibliográficas de Jaime Quezada, p 17.

[2] La comedia dramática "Alicia ya no sueña" fue realizada en colaboración con Armando Menedín. Así mismo es importante mencionar que acaparó el Premio Juegos Florales "Gabriela Mistral".

[3] En el cuaderno N°4 de la Revista Mandrágora, aparece la "Unica versión exacta de los sucesos del miércoles 11 de julio de 1940 en el Salón de Honor de la Universidad de Chile".

[4] Rojas, Gonzalo en el prólogo del libro de Braulio Arenas, El mundo y su doble, Ediciones Altazor, Santiago, 1963. Más adelante confrontaremos otras opiniones al respecto.

[5] "Hay mil variantes del encuentro pero en todas ellas interviene un agente que a veces llamamos azar, otras casualidad y en otras destino o predestinación. Casualidad o destino, la serie de estos hechos objetivos, regidos por una causalidad externa, se cruza con nuestra subjetividad, se inserta en ella y se transforma en una dimensión de los más íntimo y poderoso en cada uno de nosotros: el deseo. Breton recordó a Engels y llamó a la intersección de las dos series, la exterior y la interior: azar objetivo." En Octavio Paz, La llama Doble Amor y Erotismo, p 146.

 

[6]Teitelboim, Volodia, Huidobro La marcha infinita, p 209.

[7] Filebo, "Las Ultimas Noticias", Sábado 30 de abril de 1994.

 

 

[8] Baciu, Stefan, Surrealismo Latinoamericano Preguntas y Respuestas, p 25.

[9] Arenas , Braulio, Escritos y Escritores Chilenos, p 230-231.

[10] Por nombrar un par, el diario "La Mañana" y la Revista "Dirigible".

[11] Novoa, Marcelo, Enrique Gómez Correa: El último surrealista, "El Mercurio", Revista de Libros, domingo 13 de Agosto de 1995.

[12] Como recuerda otro de sus alumnos, Volodia Teitelboim, "Mi profesor de castellano, Alberto Arenas, descubridor de los poetas del año 20, guía literario certero, era hermano de Braulio". Teitelboim, op cit, p 209.

 

[13] Lafourcade, Enrique, Siguen los anti homenajes a Don José Donoso Yáñez, "El Mercurio", Domingo 9 de octubre de 1994.

[14] Revista Mandrágora, Nº 4, 1940, p 7.

[15] Menares, María Cristina, La Mandrágora y otras yerbas, "Las Últimas Noticias", 6/ 10/ 1993.

[16] Murphy, Emmett, Historia de los grandes burdeles del mundo, p 26-27.

[17] Muller- Bergh, Klaus, De Agú y Anarquía a la Mandrágora. Notas para la génesis, la evolución y el apogeo de la Vanguardia en Chile, p 54. En Revista Chilena de Literatura N° 31. 1988.

[18] Cid Teófilo, Mandrágora en su generación, Revista de la sociedad de Escritores de Chile, N°9, Santiago, diciembre 1960, p 15-16.

[19] Schopf, Federico, Testimonios: Enrique Gómez Correa Poeta y Diplomático, Video.

[20] Ibid.

[21] Cid, Teófilo, op cit, p 16.

[22] G. De Mussy, R., Luis, Respuestas a Cuestionario N°2, Ludwig Zeller, Primer Semestre del 2000, inéditas.

[23] Si bien es cierto que apareció el Libro: Braulio Arenas La Mandrágora y otros libros, Ordenación, Prólogo y Referencias de Jaime Quezada, creemos que el estudio de la obra y vida de este Premio Nacional de Literatura está por hacerse.

[24] Para el caso de Jorge Cáceres, Ludwig Zeller -Ediciones Oasis- publicó en 1977 los poemas inéditos de este autor. Aún falta un acucioso trabajo biográfico que aproveche este rescate. Al respecto, sólo existen menciones no confirmadas. Ver el libro de Hernán Ortega P. Arquitectura del Escritor: Enrique Gómez Correa, p 246.

[25] El trabajo que nos parece más completo, es el realizado por Hernán Ortega Parada, Arquitectura del Escritor: Enrique Gómez Correa, Editorial Huelen, Chile, 1999. Agradezco a Hernán Ortega toda su cooperación para con esta investigación. A su vez, existen las siguientes memorias:

Bustamante, Olga, La Poesía Negra de Enrique Gómez Correa a través del Poema, 1980; Esquirol, Zulema y Thompson, Soledad, La Violencia en la Poesía de Enrique Gómez Correa, 1980; Valenzuela, Domingo, Enrique Gómez Correa. Madre Tinieblas, 1980.

[26] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Cedomil Goic N°2, Primer Semestre de 1999, inédita.

[27] Arenas, Braulio, Gomez Correa, Enrique, El AGC de la Mandrágora, p 112.

[28] Campos Menéndez, Enrique, Braulio Arenas Un destino Surrealista, "El Mercurio", Homenaje, 7 de Junio de 1998.

[29] En Arenas, Braulio La Mandrágora y otros Libros, Ordenación, Prólogo y Referencias Bibliográficas de Jaime Quezada, contratapa.

[30] Ibid., p 185.

[31] Arenas, Braulio; Gomez Correa, Enrique, El AGC de la Mandrágora, p 115-116.

[32] Gómez Correa, Enrique, Frágil memoria, p 69.

[33] Aguirre, María Elena, Mago, viajero y poeta, El Mercurio, 13 de Agosto de 1995.

[34] Cárdenas, María Teresa, El poeta nace abrazado con la muerte, El Mercurio, 15 de Agosto de 1993.

[35] Guerrero, Altenor, Teófilo Cid o la razón ardiente, p 73.

[36] "Palabras pronunciadas por el autor -E. Gómez Correa- el 17 de junio de 1964 en el cementerio General de Santiago de Chile durante el entierro del poeta. Cinco años después sus restos fueron arrojados a la fosa común". En Gómez Correa, Enrique, Frágil memoria, p 31-32.

[37] G. De Mussy R., Luis, Entrevista Ludwig Zeller N°1, Enero 2000, inédita. Para el caso, exponemos la cita en mención. "Sí eso soy yo, un puerco infernal, agitado en la charca de mis propios hedores.

-Es un puerco, dijo alguien.

-Es un puerco, repitieron más allá.

-No eres hombre, respondiéronme, eres cerdo. Como a tal te trataremos". Arenas, Braulio; Gomez Correa, Enrique, El AGC de la Mandrágora, p 115.

 

[38] Arenas, Braulio, Gomez Correa, Enrique, El AGC de la Mandrágora, p 114.

[39] Al respecto es importante lo señalado por Nicanor Parra en el artículo de Francisco Véjar, Jorge Cáceres: El delfín de la Mandrágora, "El Mercurio", septiembre de 1998: "Luego supe que se había cortado las venas por amor, concluye Nicanor Parra". Posteriormente Véjar sostiene que: "...La verdad es que Jorge Cáceres murió a los 26 años, en extrañas circunstancias en una tina de baño".

[40] Parra, Nicanor, en Véjar, Francisco, Jorge Cáceres: El delfín de la Mandrágora, "El Mercurio", 13 de Septiembre de 1988.

 

[41] Breton, André en Jorge Cáceres Textos Inéditos, p 7.

[42] "Under" equivale al diminutivo de underground: subterráneo, apartado, marginal.

130 G. de Mussy R., Luis, Enrique Lafourcade: Respuestas Cuestionario Mandragora N°1, Santiago, Primer Semestre de 1999, inédito.

 

 

[44] Antología del grupo. Ya fue explicado el asunto; para el caso ver capítulo N°IV sección 4.4 Cuatro Biografías.

[45] Arenas, Braulio, Escritos y Escritores chilenos, p 241.

[46] Vergara A., Sergio, Vanguardia literaria: ruptura y restauración en los años 30, p 29.

[47] Para el caso remitirse al Capítulo N°1 de esta monografía: Cuestión de Perspectiva.

[48] El énfasis es nuestro.

[49] Citamos, "El hermetismo y lo inaccesible de la postura surrealista en Chile van a encontrar su total antítesis en el proyecto de los llamados poetas de la claridad, que surgen como alternativa a la Mandrágora. La cuestión de la acogida de los textos por parte del público será decisiva para la validez de ambos proyectos, tanto en la contemporaneidad de sus actuaciones como desde una perspectiva histórica". S. Vergara, op cit, p 212.

[50] S. Vergara A., op cit, p 222.

[51] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Fernando Onfray N°4, Santiago, Segundo semestre de 1999, inédita.

[52] S. Vergara A., op cit, p 212-213.

[53] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Enrique Zorrilla, Santiago, Julio de 1999, inédita.

[54] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Enrique Lafourcade: Respuestas Cuestionario Mandrágora N°1, Santiago, Primer Semestre de 1999, inédita.

[55] Al respecto, nos parece pertinente reproducir dos preguntas del Cuestionario Mandrágora N°1 realizado con motivo de esta investigación y las dos pertinentes respuestas del escritor Enrique Lafourcade. 1-¿Dónde está la obra de Mandrágora? 2- ¿Qué le parece la forma y la intención con que este grupo intentó difundir sus publicaciones; artesanos de la poesía? 1-"Esta obra hay que salir a buscarla. Cada generación tiene esta tarea. Salir a los caminos. Olvidar los parapetos como decía Braulio Arenas" 2-"Publicación y ocultamiento. Luz y sombra. Sol y noche. Procedimientos legítimos para lo que buscaban, que, ciertamente, no era ni la fama, ni los mercados, ni los honores ni los premios". En G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Enrique Lafourcade: Respuestas Cuestionario Mandrágora N°1, Santiago, Primer Semestre de 1999, inéditas.

[56] Esta búsqueda se traduce en perseguir la abolición de las antinomias y paradojas de la vida cotidiana, donde tanto el bien y el mal, la poesía y la realidad, lo material y lo etéreo, se perciben como opuestos. En otras palabras, donde el ser humano logra una existencia total, libre y poética. Como señala Braulio Arenas en su libro: Actas surrealistas, p 11, citando una frase de A. Breton: "A tal búsqueda de fusión de las entidades humanas se orientó la preocupación primera y principalísima del surrealismo: Todo nos lleva a creer que existe cierto punto del espíritu en el que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, cesan de percibirse contradictoriamente. Esto asegurado, sería en vano que se buscase a la actividad surrealista otro móvil que la esperanza de determinar este punto".

[57] Revista Mandrágora, Santiago de Chile, 1940, N°4, p 7.

[58] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Fernando Onfray N°1, Santiago, Primer Semestre 1999, inédita.

[59] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Enrique Lafourcade N°1, Santiago, Primer Semestre de 1999, inédita.

[60] G. de Mussy R., Luis, Entrevista a Fernando Onfray, op cit.

[61] En el libro, "El AGC de la Mandrágora" y en el trabajo de Hilda Ortiz, op cit, aparece como fecha de esta lectura de poemas el día 12 de julio de 1938. Sin embargo, en la entrevista que le realizó Stefan Baciu a Enrique Gómez Correa para el libro Surrealismo latinoamericano Preguntas y respuestas, aparece como fecha de esta lectura el día 18 de julio de 1938.

[62] Ortiz V., Hilda, Contribución al estudio del Surrealismo en Chile, p 30.

[63] Ortega, Hernán, Arquitectura del escritor: Enrique Gómez Correa, p 160.

[64] Lihn, Enrique, Surrealismo en Chile, en Nueva Atenea, Chile: Universidad de Concepción, 1970

(p. 91-96). Es importante decir que Lihn está en lo cierto, la revista Mandrágora, no el grupo, duró hasta el año 1941. El número siete no corresponde a un trabajo en conjunto. No obstante, también es importante aclarar que el grupo no desapareció el año 1941. Al contrario, entre 1941 y 1943 se publicó otra revista con el nombre de Leit Motiv "Boletín de Hechos & Ideas" y posteriormente se realizaron dos exposiciones de carácter surrealista, 1943-1948.

[65] G. de Mussy R., Luis, Enrique Lafourcade: Respuesta al Cuestionario Mandrágora N°1, Santiago, Primer Semestre de 1999.

 

[66] Arenas, Braulio; Cid, Teófilo; Gómez, Enrique, Defensa de la Poesía, Santiago de Chile, Ediciones Mandrágora, 1939. Portada.

[67] El cuaderno N°2 de la revista Mandrágora es de tamaño y distribución tipo tabloide.

[68] Carta de Jorge Cáceres a Enrique Gómez Correa, París 5 de Marzo de 1948. Colección privada de la familia Gómez Correa.

[69] Enrique Gómez Correa en Revista Mandrágora N°7, p 4.

159 Contreras, Marta, op cit, p 33.

 

[71] Revista Mandrágora N°1 p 15. Es obligación mencionar que realizamos dos cambios de edición en este párrafo.

[72] "Esta misma angustia, este mismo juego de la última carta, hoy lo que se nos lanza a la cara como el caos, tú, revolución, tú estás resplandeciente en tus aguas. A mayor oscuridad tú estás más cerca de nosotros. ¿Qué destino hace que yo, hoy 20 de octubre de 1943, en esta pequeña capital del mundo, me decida a tomar la pluma para anotar tus múltiples convulsiones? ¿Quién desliza el revólver por mis dedos temblantes y hace que lance el disparo en plena oscuridad?". Enrique Gómez Correa en Revista Mandrágora N°7, p 3.

[73] Vicente Huidobro en Revista Mandrágora N°4, p 5.

[74] Arenas, Braulio, Revista Leitmotiv N°1, Sin numeración de páginas.

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[75] Citamos a Vergara refiriéndose a Leitmotiv en, La Revista Mandrágora: Vanguardismo y contexto chileno en 1938,: "...este plan de una nueva revista... era un claro indicio de que el principal promotor de Mandrágora, a esas alturas había cesado de tener interés en el proyecto". Al respecto, Susan Foote en El surrealismo en Chile y la revista Leitmotiv, señala que: "Suponemos que "el principal promotor" se refiere a Braulio Arenas. Sin embargo, si se revisa la revista, parece absurdo decir que Arenas haya perdido interés en el proyecto del surrealismo. Al contrario, esperamos demostrar que la revista corresponde a lo que dice el mismo Arenas menciona en su introducción, Actividad crítica: "Abrir las mamparas de una nueva revista de pelea", en Leitmotiv N°1, Sin numeración de páginas.

 

[76] Arenas, Braulio, Revista Leitmotiv N°1, "Actividad Crítica", Sin numeración de páginas.

164 Gómez Correa, Revista Leitmotiv N°1, "El Entusiasmo", Sin numeración de páginas.

 

[78] Gómez Correa, Enrique, Revista Leitmotiv N°1, "El Entusiasmo", Sin numeración de páginas.

[79] La Revista Mandrágora: Vanguardismo y Contexto Chileno en 1938.